Siempre en las pelis de Disney cuando la cosa se pone jodida hay tormenta, lluvia, relámpagos, fuego, y de golpe, luego de que el malo pierde, inmediatamente sale el sol.
Los que jugamos al fútbol soñamos con ese gol victorioso, en el último segundo, empujándola, embarrados y lograr así la victoria, la clasificación, el campeonato, lo que sea.
Cuanto más perfecto que ésto puede ponerse?? Que más queda?? El gol de la final? Donde está el techo de este tipo? Que falta? De tiro libre?
Decían después de aquel gol a River, que era de un guión de Hollywood, pero después vino los dos contra el Real Madrid y el mundo a sus pies. Entonces algunos empezaron a imaginar que el guión podía abarcar un poco más que el gol 100 con la rodilla rota, el gol 101 contra River y los dos goles en la Intercontinental.
Después vinieron los goles locos, Europa, nuevamente la rotura de los ligamentos y parecía que todo se complicaba.
Llegó la vuelta a Boca y muchos que murmuraban, que está grande, que ya no va. Primer partido y expulsión. Tardo un par de fechas, pero los goles empezaron a caer. Vino el de chilena. Y otra vez empezaron a hablar de la película. De pronto se empezaron a dar cuenta que estaba cerca de los 180 goles con la azul y oro. Gol a River colgado del travesaño de por medio y los capítulos se seguían sumando. Después de los 180 dijeron que no, que eran 195, y muchos ahí si, ya decían, imposible, se retira antes, ya no da para más.
Otra vez rotura de ligamentos. La tercera. En su mejor momento. A punto de ser citado a la selección, partido contra Paraguay donde el Coco Basile se jugaba la vida.
Un día volvió. Con él los goles. Llegó el gol 200. Me rió de tan solo pensar de que sacaron un DVD con sus 180 goles. Que lejos que quedó eso!
Siguió haciendo goles, ayudando al Coco aunque esta vez en Boca.
Hasta que, abrumado por los resultados, un día el Diego lo convocó. No entró contra Brasil pero sí ante Paraguay. En la última jugada la bajó de cabeza para el Flaco Schiavi que estuvo a milésimas de empujar la pelota a la red.
Vino un amistoso contra Ghana, y él que venía de meterle un golazo pero que poco había servido a Estudiantes, la volvía a embocar y en dos oportunidades. A los 36, casi 37 años peleaba el puesto de delantero de la selección argentina. Esa misma semana entraba al libro Guiness nuevamente. Su foto aparecía por haber errado 3 penales en un partido. Ahora, hacía el gol de cabeza desde mas lejos. Lágrimas, emoción y otro capítulo mas.
Hace cuanto que Martin no mete tantos goles seguidos? Sábado contra Estudiantes, Miércoles contra Ghana y domingo contra Velez.
Parecía demasiado, pero no. El optimista del gol, cuando está endulzado es imparable.
Partido definitivo de la Argentina. Cerrando unas pauperrimas eliminatorias, de local, se jugaba la vida contra el peor equipo de este campeonato. Obligada a ganar. Todo venía bien. Gol de Higuain y nos íbamos a Uruguay un poquito mas tranquilos.
Pero como en las películas de Disney, llegó la lluvia, los rayos, la tormenta, y a los 44, gol de Perú.
"Estamos viendo historia" le decía a mi amigo "pagué 3 horas, vamos a aprovecharlas". Argentina empataba de local y todo se volvía muy oscuro.
Como en ese partido contra Paraguay, Martin la bajaba de cabeza, y era ésta vez Demichelis el que no podía concretar. Corner para la Argentina. Es la última, llueve, se juega todo. El gol que todos soñamos hacer, o por lo menos gritar.
El resto es historia conocida. El final feliz.
Ya no alcanza con una película, parece que se van a necesitar dos, pero todavía falta mucho, queda el partido contra Uruguay, queda el mundial, quedan muchos partidos más en Boca. Vayan preparando la trilogía.
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