sábado, 15 de febrero de 2014

House of Cards.

Cómo se puede describir el placer de ver algo que es fantástico?

La ebullición de la sangre que corre por las venas, que te dice que estas vivo. La adrenalina que pompea al corazón.
Acabas de ver algo maravillosamente increíble.
Algo que cuando terminas de verlo tenes que aplaudir hasta sangrar. No importa donde estés; sentado frente al televisor, en la cama, en una butaca de teatro, de cine.
Cuando algo sencillamente es genial necesitas devolverle de alguna forma todo eso que te acaba de dar. Y ahí aplaudís. Aplaudís hasta no poder más. Gritas, escupís un alarido. Sabes que acabas de presenciar al ser humano en su máxima expresión.
Solo o acompañado. No importa.

Como si la Matrix de verdad existiera. Como si nosotros fuésemos una cascada de infinitos números y tan solo se necesitase una ecuación mágica para hacernos sentir. Sentirnos fantásticos.
Acercarse a alguien y susurrarle:  -8A983FHDKS1990F#. Que esa secuencia, el código secreto del universo, lograse enamorarla.

Siento que algo maravilloso es eso. Que alguien digitó la secuencia correcta, tocó las teclas indicadas y desencadenó el asombro y el placer.

Así me siento yo después de ver S02E01 de House of Cards.