jueves, 30 de julio de 2009

Sexo, drogas y..... economía

Claramente, un gran slogan de mi vida adolescente universitaria.
Aquí un pequeño trabajo acerca de los servicios públicos (taxis,subtes y colectivos) y las monedas.
Claramente, todos valoramos muchísimo más dos monedas de un peso a un billete del mismo valor.
Imaginen que tienen un billete de 20 pesos y nada más (vamos, no quiero caras de eee ojala tuviera uno de esos en la billetera, porque no me la creo). Es un sábado a la noche y deseperadamente tienen que ir a buscar al amor de sus vidas, que los/as está esperando en casa, tranquilo/a mirando una peli.
Se acercan al primer quiosco que encuentran, sedientos más que nada, de todas las moneditas que esa personita tiene. Toman un chicle y una coca, o coca light, dependiendo de los gustos, abren la billetera y empiezan a preparar la mejor cara posible. La mueca que se curva en los labios, una incipiente arqueada de ceja, los ojos que se focalizan en la billetera, los dedos que hacen que buscan más billetes pero encuentran uno solo, el cuello que lentamente nos eleva el rostro que queda expuesta a la del Sr. Kiosquero, que a esta altura ya sabe lo que está por venir, un suspiro y ahora sí, tu cara termina de realizarse en la expresión manifiesta del: " Uuhh perdoname, pero no sabes el billete grande que tengo para darte y no tengo nada de cambio". A lo que el Sr Kiosquero te dice: -No pibe, no tengo cambio, andate"
Esta situación puede ocurrirte en aproximadamente todos los quioscos que haya en un radio de 20 km.
Entonces acá se generan los primeros incentivos económicos a investigar. Uno tiene que hacer que la compra en el quiosco sea mayor, pero tampoco vamos a gastar 14$ porque para eso nos tomamos un taxi y llegamos a destino más rápido y más cómodos.
Es por esto que el primer condicionante marca, que el gasto en el quiosco más el boleto de colectivo tiene que ser menor al viaje en el taxi (teniendo en cuenta que por dos pesos más o menos vamos a decidirnos por el taxi que es mas cómodo y rápido). Taxi>Quiosco+colectivo+v donde v representa el precio que cada uno da a la comodidad y la rapidez que nos da el taxi.
El lado que sea más grande (es decir, más caro) será el perdedor.
La primer conclusión: La falta de monedas, incrementa, aunque sea indirectamente, la demanda de taxis.
Ahora, ante la falta de monedas, tenemos un aliado en el transporte público y barato. El subte. Podemos ir con nuestro billetito de 20$ a la boletería y es muy probable que lo acepten. Compremos el boleto de ida y vuelta, nos salga 2.20 y pagemos con el billetito, recibiendo el cambio justo, y además ahorrandonos el gesto facial que realizabamos en los quioscos.
Ahora el problema surge con que la gran mayoría de la Ciudad de Buenos Aires no se encuentra cercana a las lineas de los subtes. Estamos muy limitados en ese sentido.
Entonces, claramente, querido ex presidente de todos los bosteros: No gaste más en plazoletas, parques majestuosos y esquinas para que los restoranes superfashions pongan más mesas y menos mozos.
La solución está en los subtes. Uno no se vuelve tan loco por las monedas (por lo menos no tanto como con el colectivo). Rapidos, no contaminan y liberan el transito para los de arriba.

viernes, 24 de julio de 2009

Buenos Muchachos

Definitivamente el estudio es directamente proporcional con mis ganas de escribir y boludear por internet. Para seguir con las diferencias entre los países del primer mundo y nosotros veamos lo siguiente.
A continuación les dejo los links de las notas que voy a comentar ahorita.
http://www.economist.com/world/unitedstates/displayStory.cfm?story_id=14112480&source=features_box_main
http://www.clarin.com/diario/2009/07/24/um/m-01964924.htm

En la pagina web de Clarín, la tercer nota mas leída habla acerca de un lavadero ilegal de micros que fue desactivado por la querida Federal.
Un poquito más al norte del globo terráqueo, en Nueva Jersey para ser precisos (un Estado de USA pegadito a Nueva York) se realizaron 44 arrestos por causas de corrupción y lavado de dinero. Lo realmente magnifico de todo esto es que la gran mayoría de los inculpados son personas de mucho poder. Arrestaron a tres de lo que acá sería denominado como, creo, intendentes. A un par de rabinos muy grosos y varios políticos y policías más. Lo divertido, es que si miramos un poco las acusaciones a por ejemplo los intendentes, se hablan de módicas sumas de tan solo 10.000 dolares, 15.000. Pero la historia no acaba ahí, se detalla que las formas de pagos eran típicas de una película de gangsters. Encuentros en estacionamientos, entrega de efectivo a través de paquetes de galletitas y cereales... Atención querido Francis Coppola que para cuando termines con la Bredice tenes laburo.
Pero bueno, traigamos la noticia a lo local. Ustedes se imaginan, que un día cualquiera nos levantemos, pongamos Crónica y veamos como un operativo de 300 efectivos de la Federal y la Bonarense se llevan presos a Macri, al intendente de San Isidro y al de la Matanza? Sintonizar TN y ver como meten en el coche de policía al rabino Bergman, o a alguno de la Mesa de enlace? Y todo este quilombo por tan solo 10 lucas???? La bolsa de Michetti tenía 100, así que el imaginen lo que le hubiera pasado en EEUU...........
Prendo C5N esperando encontrarme con algo así pero no, está hablando un cabo de la comisaria N 23 de la Capital Federal acerca de como han logrado desbaratar un lavadero clandestino de micros de larga distancia.
Suerte que hoy es viernes a la noche y se sale......aa verdad que está la gripe porcina y hay 2 grados bajo cero....
Bueno, habrá que tratar de estudiar entonces.

Te quiero igual

Volviendo un poco al querido youtube (clara evidencia de la vuelta a los estudios)
Definitivamente, que haga eso y mucho mas, a mi no me asusta. Te quiero igual.

jueves, 23 de julio de 2009

Cappocannionneri


No se si alguien lo está siguiendo, pero realmente, el caso de Berlusconi y sus fiestas..... Ahora la última cinta revelada parece que uno puede escuchar a una de las super modelos diciendo que "hacia mucho no tenía una noche como esta"
Ustedes se lo imaginan a Nestor, a Carlitos, a de De la Rua?? Bueno, para empezar el último recordemos tenía viagra en el cajoncito del despacho.... así que quien sabe. Pero realmente. Berlusconi es un capo, no me jodan. Si Clinton fue un capo por un simple pete...... a este lo engancharon en orgías! En declaraciones, el otro día, admitió "no ser ningún santo".
Un poco de info para aquellos que no lo conocen muy bien. Es el hombre más rico de Italia, maneja el club de fútbol Milán AC (sí, el que vendió a Kaka en 100 palos euros), el capo de varias empresas de comunicación, y por si fuera poco, es el primer ministro de Italia.
Ahora está metido en un escándalo sexual, pero uno groso. Nada de chicaneadas, fiestas privadas en una de sus mansiones, sexo desenfrenado con modelos, y lo mejor de todo es que está fotografiado y audio grabado.
Lástima que dicen que es facho y le gustan un poco las dictaduras (escándalos con respecto a chistes acerca de los desaparecidos en Argentina).
Acá en nuestro país tenemos a su admirador número 1. Mauri para sus amigos, igual digamos, que paradoja que haya sido Pompilio el que terminase involucrado en la fiesta. Que pasa Mauricio? Estas nervioso?

martes, 21 de julio de 2009

Te odio día del...............Parte 1


Hay mucho para hablar de ésto. Por eso quiero empezar con el día del amigo.
El día del amigo. La verdad tendrían que llamarlo día del chenemigo, día del enemigo, día de la pérdida de la amistad...... Mirá, sé que no suenan tan marketineros como el original, pero la verdad es que representan mucho más lo que pasa en estos días.
Piensenlo. Es tan solo un día, donde uno tiene que llamar a todos sus amigos (clink caja para las compañias de telefonía), y de alguna manera tiene que verlos a todos.
Hablando de celulares y telefonos, te llegan mensajes de texto de numeros desconocidos deseandote un feliz día, y uno que puede hacer al respecto? Gracias? Pero si tampoco sabes quien es!!!Un, hola gracias igualmente y morir con la duda?..... ¿Está permitido el perdoname, no tengo tu telefono....invención de alguna excusa de por medio...quien sos?
El ser humano está incentivado a través de la comida. Es decir, cuando yo pienso en ver a alguien, en la mayoría de las veces hablo de juntarme a comer o tomar algo. Entonces, olvidando el desayuno, tengo tres oportunidades de ver a mis amigos. En orden de importancia tenemos: La cena, el almuerzo y por último la merienda.
La merienda es claramente para un amigo que se tiene por separado del resto. Alguien al cuál solo yo tengo relación y nadie mas de mis amistades. A lo sumo dos o tres personas, pero definitivamente la merienda no puede ser impuesta entre 7.
El almuerzo solo puede ocurrir en grupos donde todos sus integrantes, consideren al grupo de amistad como uno secundario. Es decir, que no sea el grupo más cercano de amigos. Ésto suena feo, y hiere los sentimientos de muchos de nosotros. No está bonito no ser caracterizado como principal por otra persona, a la cual aclaremos, consideramos como un amigo, pero bueno, imaginemos que vale. Entonces veamos este ejemplo, el almuerzo puede llegar a darse entre los colegas del laburo. Nada más. Pero es condición necesaria para que ocurra, que todos los integrantes del grupo, y digamos, la esencia del grupo en sí, sepa y sienta que a la noche todos tienen compromisos más importantes e ineludibles.
Por ende, llegamos al nocturno. Aquí es donde habita el mayor de los problemas de este día de mierda. Primero, ya de por sí, todos los lugares colapsan. Hay que pedir mesa con 24 días de antelación, y siempre cuando uno se acuerda de llamar para reservar, ya no hay lugar ni en la pizzeria de la esquina. En caso de gozar de la muy buena fortuna de que sí haya mesa, el restorán para ese día fija un menú de aproximadamente 127$ por persona, sin incluir bebidas. Si no te importa la guita y vas igual, tenés el restorán totalmente atestado de gente a los gritos y la cocina qué se encuentra indudablemente colapsada. Por lo tanto, preparate para 4 horas de espera y hambre.
Por el otro lado, tenemos el conflicto de las amistades. Uno tiene el grupo de amigos del club, del colegio, de la vida, de la facultad, etc. Para no complicarnos la vida, ni que ustedes se pasen el día entero leyendo la nota, ni yo la noche entera escribiéndola, vamos a hacer el supuesto de que uno de estos grupos encaja en el prototipo de almuerzo, ya detallado anteriormente, y que nunca fuiste ni a un club ni a la facultad. (Estás gordo y ya te olvidaste la tabla del 7). Todavía nos quedan dos grupos, los de la vida y los del colegio. Con cuál te vas a quedar? Es imposible que uno de los dos grupos no te recrimine hasta el próximo año tu ausencia, y vos que sos un tipo sensible no querés quedar mal con nadie.......Entonces que vas a hacer??
¿Ven? El día del amigo es una mierda. Hace que te pelees con tus amigos y como si fuera poco, todo el preparativo te genera un tremendo stress y seguro que perdés guita......
La única solución es que, el día del amigo mute a la semana del amigo, eso nos abriría un abanico de noches o situaciones distintas con las cuales uno pueda juntarse con quien tenga ganas. Hasta le va a sobrar el tiempo para juntarse con quien realmente no se banca.

domingo, 19 de julio de 2009

Te quiero A

La gripe la gripe, la gran protagonista de estas últimas semanas. Ya nadie habla de gran cuñado, de Vanucci, de Obama, de la crisis económica, del dengue, incluso la hazaña del pincha quedó relegada a un segundo plano.
La cosa no es chiste, mucha gente murió y otra tuvo que comerse varios días en la cama siendo torturados por la televisión argentina, yo creo que éstos son los que peor la pasaron.
Algunos compatriotas han podido escaparse del país en busca de climas más propensos para el bienestar humano. Otros continentes, otra estación climática, cervezas, rubias por naturaleza. Una vida de lujos y glamour.
Pero no todo son malas para nosotros, los patriotas que queremos a nuestra tierra y decidimos quedarnos. A continuación un breve pero exhaustivo repaso de las ventajas de esta gripe:
Aquellos que nunca fueron muy partidarios del boliche, prefieren pres, bares, karaokes o lo que sea. Listo, la gripe les otorga la mejor excusa para proponer nuevos planes de salida. Aquellos que gozan de ser pollerudos y reciben constantes agravios por parte de los amigos, se justifican con, "y pero chicos, si no se puede ir a bailar, yo me voy para casa con mi novia". Además, las chicas están en la misma, ellas tampoco se animan mucho con ir a la disco, están mas abiertas a las fiestas locales, se abren muchas puertas así. El boliche levanta las defensas, ahí reciben cientas de propuestas indecentes, en un pre en la casa de un amigo no tienen la guardia tan arriba, hay que saber aprovechar.
Por otro lado, aquellos que se sienten imparables, que "a mí no me va a pasar", pueden ir a bailar y saber que, el patova ahora te va a respetar, nada de andar empujando porque si. Ya no se anima a tocar a cualquiera y si te trata mal, estornudá o tosé cerca de él, vas a ver como se calma el putito ese traga aminoacidos. Atentos, hay que saber qué, cualquier mina que va a un boliche no le importa la gripe. Entonces, es posible que esté muy dispuesta al beso fácil. Seamos sinceros, si va a bailar es porque está semi entregada per sé, así que ahora el ratio "cantidad de chicas en un boliche" sobre " cantidad de chicas que....." está muy cerca de 1.
No se ustedes, yo hoy me voy a bailar.

jueves, 16 de julio de 2009

Congrats.

Antes que nada. Acerca de la nota anterior, Mr. Locke tenía razón, Guillermo no fue el primer argentino mano a mano con Barack. Igual, a uno de los mejores jugadores de los últimos años nada más que aplausos. Un ganador nato.
Congratulations Estudiantes de la plata. Pensé en escribir toda la nota en ingles para hacer honor al capitán del nuevo campeón de América, Johann Sebastian Veron (casi casi como Bach). Nos quizo engañar con la bandera argentina pero no, todos sabemos de su amor por el imperio británico.
Como dice el mejor jugador del fútbol argentino: "Estoy feliz", y así es, me gusta que el pincha haya levantado la copa. Señoras y señores, el fútbol argentino estaba en terapia intensiva. Si no hubiese sido por el suero otorgado por Boca en ésta última década se nos moría.
Estuve investigando, el formato de la Copa Libertadores tuvo un brusco cambio a partir de 1998, desde entonces, en cada edición, al menos un equipo brasileño alcanzó la semifinal. Han pasado ya 11 años, ¿y los equipos argentinos?...... gracias a dios que está Boca, porque si no estaríamos relegados al nivel del fútbol uruguayo, o peor aun.......el chileno.
Es por esto que rescato la importancia del triunfo de ayer. Era hora que otro equipo local pudiera demostrar estar a la altura del certamen más importante a nivel latino americano. No podía seguir pasando ésto de volverse con 3 goles en contra cada vez que se dejaba la tierra patria. Por eso, aplausos para éste digno campeón. Aplausos para su técnico que pudo armar un gran equipo, y si no repasemos un poco:
La gata Fernandez: Fracasó en River y le dicen la gata...........Ha me olvidaba, jugó para San Lorenzo y Racing.......
Mauro Boselli: Un delantero muy rápido, muy ágil, potente. Con la azul y amarilla no porque le pesaba, pero vamos todavía con la de rayitas roja y blanca.
La brujita Veron: Siga así, lo cagaron a trompadas toda la final y en La Plata se lo vio sangrando, sí, Veron tiene sangre!! Nos quedamos con las ganas de verlo meter algún gol, dicen que allá por la fase de grupo hizo uno...... Un solo gol? y es la figura del equipo??? Que fue un ejemplo de jugador??? Yo conozco a otros que hicieron 3 goles en la final, y dos en Brasil. Eso es sacarlo campéon vos solo a un equipo.

martes, 14 de julio de 2009

Clap clap clap

Y no me refiero a ese querido boliche, nono aplausos señoras y señores porque por fin lo hemos logrado. Ni siquiera la queridísima presidenta de todos los Argentinos pudo. Un ciudadano de nuestro país, cara a cara con el máximo mandatario de los Estados Unidos de América
Que semanita para uno de los jugadores más ganadores en la historia del fútbol argentino.
Primero la hazaña del lobo, y ahora conocer al mismísimo Barack.


y..... que gran semanita para Mr. President. Primero ésto:











y ahora el placer de conocer al mellizo. Antes fue lo de la mosca. Realmente estoy muy ansioso por escuchar la próxima aventura de Obama. Será la visita a la Bombonera?

lunes, 13 de julio de 2009

Pasa en las películas, pasa en la vida, pasa en TNT


Como todo amante del cine, uno va a aprendiendo ciertas reglas que las películas tienen que cumplir. Ni siquiera en el cine se oculta que muchos policías son corruptos, que andan de putas (y sí, son seres humanos también, no?) que reciben cometas de parte de la mafia, que participan en el juego clandestino, el alcohol y las drogas.
Ok no hay problema con eso, pero en toda película, inclusive el más gangster, malo, bigotudo y con el mejor gato, sabe que hay algo que no se puede joder, y esto es, no podés matar a un cana, no podés matar a la mujer de un cana, no podés matar a sus hijos, a su mamá, a su tía, inclusive no podes matar al vecino de un policía.
Entonces........ que es lo que pasa en la Argentina que ni la más simple regla en la historia del 7mo arte se puede cumplir. Como puede ser que todos los días se mate a un policía.
En la película, siempre que pasa esto, toda la fuerza policial corta relaciones, negocios y hasta incluso empieza a perseguir a los malos, y no paran hasta que no les "entreguen" al asesino.
El slogan de TNT dice: Pasa en las películas, pasa en la vida, pasa en TNT. Pero no pasa en la Argentina.

viernes, 10 de julio de 2009

Conquistar al mundo

¿Cómo? Haciéndome amigo de Cristiano Ronaldo. Digamos, si supieron leer entre líneas, como conquistar al mundo es más o menos lo mismo que, ¿como cogerse a Paris Hilton?.
Cristiano Ronaldo tiene un salario anual que recibe del Real Madrid de aproximadamente 13 millones de euros. Esto es, un poco más de un millón de euros al mes, más o menos 35 mil euros por día, en definitiva, 1500 euros la hora. A razón de 5.40 pesos el euro……. Son más de 70 millones de pesos al año, casi 9 millones al mes, cerca de 200 mil por día, es decir, 8 mil por hora.
Saqué los cálculos y con ser amigo de Cristiano por dos días alcanza y sobra. Dos días. Dale, que te joden portugués, de paso venís para acá, te comes unas empanadas, unas milanesas, seguro que ni en el mejor restorán de Francia las conseguís.
Así sería la fantasía.
Día 1. 35 mil euros. Vamos por el BMW full y la suite principal en el Hotel Alvear.
Día 2. Las primeras diez horas que usamos para dormir las gastamos en guardaespaldas y autos para ellos. Ey! No se olviden, Cristiano Ronaldo, un BMW y yo… empanadas y milanesas para un par de secuestradores.
Vamos dos horitas a comprar ropa, con 3000 euros alcanza para todo el local de Etiqueta Negra, incluido el autito ese trucho que tienen en la entrada.
Ya se acerca el mediodía, mega almuerzo con muchos invitados, pero a mí solo me importa uno de ellos, la queridísima Paris Hilton. Hora y media de almuerzo, son unos 2000 y pico de euros. Elijan ustedes el lugar, propina incluida.
Paris sigue sin ficharme, por eso nos vamos al gobierno de la Ciudad y luego de una charla con Mauri, una remera autografiada y la promesa de que Ronaldo se retira en Boca, arreglamos para que esta noche nos corten el transito en toda la costanera norte y podamos hacer super fiesta en la calle. Después alquilamos Pacha, Mint y todo el complejo de Costa Salguero, pero solo para que no nos quieran hacer competencia, esta noche es sólo nuestra. Un poco de alcohol, parlantes y fuegos artificiales. Si consideramos que nos pasamos la tarde preparando todo, digamos unas seis horas, son casi 50 mil pesos. No se olviden que a los famosos les hacen descuentos y canjes, así que con un par de afiches de Speed y Nike con la cara de Cristiano arreglamos la guita que faltaba.
Ahora sí, esta noche es a todo o nada. Hay una gran cena donde entablo mi primer conversación con Paris, “The salt, please?” Ya está! Ella me miró, me hizo una leve mueca y me pasó la sal, con un par de champagnes encima la rubia putita es mia.
Ya estamos en la fiesta, hay miles de personas. Veo pasar vasos, botellas, latas, hay de todo tipo de sustancias. Sepan entender que en esta parte del relato uno tiende a perder la memoria, así que salteemos y vamos a lo importante. No pregunten como, pero estoy ahí. Charla cara a cara con Paris, o mejor aún, bailando con ella. Está todo dado, pero el alcohol y otras sustancias de mierda vuelven a joder con la memoria y de golpe estoy poniéndome los pantalones en la suite del hotel, giro a mi derecha y es Paris saliendo del cuarto, la cama está desarmada. No puedo creerlo, no me acuerdo de nada! Totalmente desanimado, prendo las luces de la habitación, deprimido saco un par de cosas del frigobar, total paga el portugués pelotudo, y me recuesto a ver un poco de tele, a mi derecha, sobre la mesa, la filmadora seguía prendida. Aunque no me acuerde, puedo decir que conquisté al mundo.
Dos días con Cristiano Ronald: 70 mil euros.
Cogerse Paris Hilton: Dos días con Cristiano Ronaldo
Filmadora: 200 euros
Cable para conectar a la computadora: 10 euros.
Ser parte del video más descargado de internet: No tiene precio.

jueves, 9 de julio de 2009

Viste que para el G-8 la economía sigue en riesgo?



Que alguien me diga por favor de que carajo habrán hablado. ¿Cuál habrá sido el tema de conversación? ¿Cuánto tiempo habrán estado hablando?
Él le habrá confesado sus verdaderas pasiones? Ella le habrá dicho sus temores máximos?
Hola, me llamo Cristiano. Venis siempre a bailar por aca? Por qué nunca te vi?
Como siempre dice mi amigo Kun Fu Panda: Uuuu me caso con vos......

miércoles, 8 de julio de 2009

Que te pasa Clarin?

Cosas que se encuentran en la red, solo si estas en vacaciones y al pedo.
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/7/7/policiales-433909.asp

martes, 7 de julio de 2009

Pared la realidad.


El filosofo taiwanés Mei Jing-Chou, dio una conferencia en el barrio de Miang Tou, la semana pasada, para dar luz al trabajo de su vida. Recordemos que Mei se pasó 27 años en el encierro meditando acerca del mundo, y luego otros 20 para poder entender todo lo que se perdió.
Volviendo a la conferencia, el taiwanés expuso sus ideas mas importantes. Acá pasamos a enumerar y detallar algunas de ellas. Por cuestiones técnicas y tácticas, solo expondremos dos, ya que el resto fueron consideradas demasiado ofensivas por la ONG "Defendamos a los mosquitos", que aclaremos, es el sponsor oficial del blog, quien paga el alcohol y las putas de los viernes.
1) La discriminación moderna. Se podría hacer referencia a costumbres milenarias pero el origen de la discriminación tal como la conocemos hoy (no sabemos a que se refería Jing-Chou con este concepto) proviene de mediados del siglo XIX, y está relacionada a los medios de elevación que poseen los edificios. Los primeros ascensores datan de 1852. Ya para 1887, habían varios edificios en Londres con dos ascensores, uno para la realeza y otro para invitados no dignos. Con el tiempo esta modalidad fue creciendo, hasta convertirse en una costumbre arquitectónica de los últimos 100 años. Más del 80% de los edificios del planeta tierra poseen dos ascensores, uno principal y otro de servicio. Éste último es utilizado por toda persona que ingrese al edificio y no sea del agrado del portero o recepcionista. Puede ocurrir que sí sea del agrado del portero, pero que la vestimenta, o su cara no sean las adecuadas, y entonces deba utilizar el de servicio . Es así como nace la discriminación moderna. Para las personas lindas el ascensor principal. Para todo aquel no tan lindo, el ascensor de servicio. Demás está aclar que el principal goza de la máxima limpieza, rapidez y luminosidad posible, además de que varios poseen un espejo. En cambio, el de servicio es feo,con una luz blanca e incandescente, está todo rallado y cargado de informaciones obscenas tales como "la del 5a es gato", es lento, para en todos los pisos y tiene mal olor.
2) Todos sabemos cuanto vale. En la mayoría de los países la prostitución está prohibida. Pero por fallas del sistema todos sabemos que el negocio está ahi, listo para ser consumido.(NdeR al filosofo autor de estas ideas se Lo que llama la atención a nuestro filosofo taiwanés es otra cosa. En más de una ocasión se encontró sorprendido al ser partícipe de charlas de café en las cuales se discutía acerca del travestismo, claramente todos los participantes de la charla negaban cualquier tipo consumo o preferencia por ese sector de la prostitución, pero por alguna extraña razón todos conocían los distintos precios del servicio.....
3) Puto el que lee.

lunes, 6 de julio de 2009

Dale que es gratis.

Fantasear, idealizar. No tienen costo alguno. Este es uno de los mejores cuentos que leí en mi corta vida. Un post dedicado.

El mundo ha vivido equivocado*

*de Roberto Fontanarrosa

—¿Sabés cómo sería un día perfecto? —dijo Hugo tocándose, pensativo, la punta de la nariz. Pipo me­neó la cabeza lentamente, sin mirarlo. Estaba abstraí­do observando algo a través de los ventanales.
—Suponete... —enunció Hugo entrecerrando algo los ojos, acomodándose mecánicamente el bigote, corriendo un poco hacia el costado el sexteto de tazas de café que se amontonaba sobre la mesa de nerolite-... que vos vas de viaje y llegás, ponele, a una isla del Caribe. Qué sé yo, Martinica, ponele, Barbados, no sé... Saint Thomas.
—¿Martinica es una isla? —preguntó Pipo, aún sin mirarlo, hurgando con el índice de su mano izquierda en su dentadura.
—Sí. Creo que sí. Martinica. La isla de Martinica.
Pipo aprobó con la cabeza y se estiró un poco más en la silla, las piernas por debajo de la mesa, casi to­cando la pared.
—Llegás a la isla —prosiguió Hugo—... Solo ¿viste? Tenés que estar un día, ponele. Un par de días. Entonces vas, llegás al hotel, un hotel de la gran puta, cinco estrellas, subís a la habitación, dejás las cosas y bajás a la cafetería a tomar algo. Es de mañana, vos llegaste en un avión bien temprano, entonces es media mañana. Bajás a tomar algo.
—Un jugo —aportó Pipo, bostezando, pero al pare­cer algo más interesado.
—Un jugo. Un jugo de tamarindo, de piña...
—De guayaba, de guayaba —corrigió Pipo.
—De guayaba, de esas frutas raras que tienen por ahí. Calor. Hace calor. Vos bajás, pantaloncito blan­co livianón. Camisita. Zapatillitas.
—Deportivo.
—Deportivo.
—Tipo tenis.
—No. No. Ojo, pantaloncito blanco pero largo ¿eh? No short. No.
Largo. Livianón. Bajás... Poca gente. Música sua­ve. Cafetería amplia. Te sentás en una mesa y... se ve el mar ¿No? Se ve el mar. El hotel tiene su playa pri­vada, como corresponde. Poca gente. Poca gente. No mucha gente. No es temporada. Porque tampoco vos vas de turismo. Vos vas por laburo. Una cosa así.
—Claro. —Pipo aprobó con la cabeza y saludó con un dedo levantado al Chango que se iba con una rulienta.
—Entonces ahí —Hugo estiró las sílabas de esas palabras anunciando que se acercaba el meollo de la cuestión—... a un par de mesas de la mesa tuya: una mina, sentadita. Desayunando.
—Sola —por primera vez Pipo mira a Hugo, frun­ciendo el entrecejo.
Hugo arruga la cara, dudando.
—Sola... o con un macho. Mejor con un macho ¿viste? Pero, la mina, te juna. Te marca. No alevosa­mente, pero, registra. La mina, muy buena, alta rubia, ojos verdes, tipo Jacqueline Bisset.
—Me gusta.
—La mina, poca bola. Marca de vez en cuando, pe­ro poca bola.
—Jacqueline Bisset no es rubia.
—¿No es rubia? ¿Qué es? Castaña.
—Sí, castaña, castañona.
—Bueno... Pero ésta es rubia. Remerita azul, pantaloncitos blancos. Cruzada de gambas, fumando. Ha­blando con el tipo, recostada en el respaldo del silloncito. Esos silloncitos de caña.
—¿Silloncitos de caña? ¿En una cafetería? —dudó Pipo.
—Bueno, no —admitió Hugo—. Uno de esos comu­nes. O como éstos —giró un poco el torso y pegó dos tincazos cortos contra el plástico de un respaldo—. Pe­ro con apoyabrazos ¿me entendés? Porque la mina es­tá estirada, así, para atrás, medio alejada de la mesa. Mirando al tipo, cruzada de gambas. O sea, queda de perfil a vos. Pero... ¿qué pasa?
—¿Qué pasa?
—La mina se aburre. Se nota que se aburre. El tipo chamuya algunas boludeces y la mina hace así con la cabeza —Hugo imita gesto de asentimiento— pero se nota que se hincha las pelotas.
—Y claro, loco...
—Entonces, entonces... —Hugo toca levemente el antebrazo de Pipo llamando su atención— Vos empezás a hacerte el bocho. Con la mina. ¿Viste cuando vos empezás a junar a una mina y no podés dejar de mirarla? ¿Y que entrás a pensar: "Mamita, si te aga­rro"? Vos te empezás a hacer el bocho. Claro, te ha­cés el boludo...
—Porque está el macho.
—No. Pero el macho no calienta. Porque está de espaldas. No te ve. No te ve. Vos te hacés el boludo por si la mina mira. Cosa de que no vaya a ser cosa que mire y vos estás sonriendo como un boludo, o que le hagás una inclinación de cabeza...
—O que se te esté cayendo un hilo de baba sobre la mesa.
—Claro, claro —se rió, definitivamente entusiasma­do con su propio relato Hugo, haciendo gestos elo­cuentes de refregarse la boca con el dorso de la mano y limpiar la mesa con una servilleta de papel—. No. No. Vos, atento, atento, pero digno. Tipo Mitchum. Ti­po Robert Mitchum.
—Bogart, loco. Vamos a los clásicos.
—Sí. Una cosa así. Fumando el hombre. Medio en­trecerrados los ojuelos por el humo del faso. Un duro.
—Sí. A esa altura yo ya estaría duro.
—También. También. Pero con dignidad —senten­ció Hugo—. Porque por ahí te tenés que levantar y te­nés que salir encorvado como el jorobado de Notre Dame y ahí se te va a la mierda el encanto. Cagó el atraque. No. Vos, en la tuya. Juguito, un par de sorbos vichando por encima de las pajitas ésas de colo­res...
—Los sorbetes.
—Los sorbetes. Una pitada. Mirando de vez en cuando al mar. Pero vos siempre atento a la rubia que balancea lentamente la piernita y a vos...
—A vos te corre un sudor helado desde la nuca...
—Desde la nuca hasta el mismo nacimiento de los glúteos. Y una palpitación en la garganta... ¿viste? como los sapos. Que se les hincha la garganta.
—Lindo espectáculo para la mina si te mira.
—No pero eso te parece a vos desde adentro —Hugo golpea con uno de sus puños contra su pecho—. No. Vos, un duque. Un duque. Y... ¿viste? ¿Viste cuan­do vos decís: "Viejo, si esta mina me da bola yo me muero. Me caigo al piso redondo" Y que medio agra­decés que la mina esté con un macho porque te saca de encima el compromiso de tener que atracártela. Pe­ro por otro lado vos decís: "¿Cómo carajo no me le voy a tirar, si esta mina es un avión, un avión?" ¿Vis­te?
—Típico.
—Pero vos, claro, perdedor neto, también pensás: "Esta mina, ni en pedo me puede dar bola a mí". Por­que es una mina de ésas de James Bond, de ésas bien de las películas. Un aparato infernal. Digamos, todo el hotel es de las películas. Con piletas, piscinas, par­ques, palmeras, cocoteros, playa privada...
—Catamaranes.
—Surf, grones, confitería con pianista, negro tam­bién. Una cosa de locos. Entonces vos decís: "Esta mina no me puede dar bola en la puta vida de Dios". Pero, pero...
—Al frente —indicó Pipo, con la mano.
—¡Al frente, sí señor! —se enardeció Hugo—. Al frente. Y por ahí, por ahí... el tipo se levanta.
—El tipo que está con la mina.
—El tipo que está con la mina se levanta y se pira. Le da un besito en la boca, corto, y se pira. A vos medio se te estruja el corazón porque pensás: "si el tipo éste la besó en la boca, es el macho. No hay duda".
Pipo meneó la cabeza, dudando.
—Porque uno siempre al principio tiene esa espe­ranza —prosiguió Hugo—, "Puede ser el hermano", piensa, "un amigo" "o el tío", que sé yo...
—O una tía muy extraña que se viste de hombre.
—También.
—Una institutriz de esas alemanas. Muy rígidas —documentó un poco más su aporte Pipo.
—Claro. Claro. Pero cuando el tipo le zampa un be­so en la trucha ya ahí medio que se te acaban las po­sibilidades —Hugo se corta. Se queda pensando—. Aunque viste cómo son los yanquis. Se besan por cualquier cosa —aclara—. Ahí viene una mina y te da un chupón y es cosa de todos los días.
—¿Sí?
—Sí. Bueno, bueno. La cuestión que la mina se ha quedado sola en la mesa. El tipo se piró. Se fue. Y la rubia está en la mesa, mirando el mar. Balanceando la piernita. Y ahí te agarra el ataque. Ahí te agarra el ataque. ¡Está servida, loco! Sola y aburrida. Rebuena, para colmo.
—¡Qué te parece!
—Claro, primero vos esperás. Te hacés el sota y esperás. Porque en una de esas vuelve el marido. O el tipo ése que estaba con ella y es un quilombo. Enton­ces vos te quedás en el molde. Y te empieza a laburar el marote de que si te vas y te sentás con ella. ¿Qué carajo le decís?
—Y además la mina habla en inglés.
—No sé. No sé. Eso no sé —vacila Hugo.
—¿La mina no es norteamericana?
—No sé. Porque vos no la escuchás. Vos la viste que está ahí chamuyando con el tipo pero no escuchás en qué habla.
—Y... si habla en inglés te caga.
—Sí, sí —admite Hugo, turbado— pero esperá...
—Bah. Si habla en inglés, o en francés o en ruso, te caga.
—Pará, pará.
—Vos inglés no hablás, que yo sepa.
— ¡Pará, pará! —se enoja Hugo.
—Porque nosotros, acá, porque manejamos el verso, pero si te agarra una mina que no hable castellano...
—Oíme boludo. Pará. ¿Vos sos amigo mío o amigo de la mina? La mina puede ser francesa, por ejemplo, y saber un poco de castellano.
—O española —simplifica Pipo—. La mina es espa­ñola.
—¡No! Española no. Dejame de joder con las espa­ñolas.
—¿Por qué no?
—Las españolas son horribles. Tienen unos pelos así en las piernas.
—Sí, mirá la Cantudo.
—No, no —se empecina Hugo—, dejame de joder con la Cantudo. La mina es una francesa tipo, tipo...
— ¿Por qué no la Cantudo?
—Tipo... ¿Cómo se llama esta mina? —Hugo gol­petea con un dedo sobre el nerolite.
—Romy Schneider.
—No. No. Esta mina que canta...
—A mí dejame con la Cantudo y sabés...
—¡No rompás las bolas con la Cantudo! ¿Cómo se llama esta mina? —Hugo señala con el dedo a Pipo, ya cabrero— Mirá, el día que vos me vengas con tu día perfecto, muy bien, que la mina sea la Cantudo. Pero yo te estoy contando mi día. Además esta mina es rubia.
—Bueno —aprueba Pipo, reacomodándose algo en la silla—. La próxima vez que me cuentes tu día per­fecto, vos quedate con la rubia. Pero que la rubia esté con la Cantudo y salimos los cuatro. Así...
—Está bien, está bien —concede Hugo sin dejar de rebuscar en su memoria— ¡Françoise Hardy! ¡Françoise Hardy! Un tipo así.
—Tampoco es del todo rubia.
—Bueno, pero de ese tipo. De cara medio angulosa. Jetona. Más rubia, eso sí. Y con esa voz así... pro­funda.
—Oíme —cortó Pipo—. Si no la escuchaste hablar. Decías...
—La mina es francesa —se embaló Hugo—. Pero ha­bla castellano porque ha vivido un tiempo en Perú. ¿Viste que los franceses viajan mucho a Perú?
—¿Sí? —se interesa Pipo—. Se acomoda definitiva­mente erguido en la silla, gira y con un gesto pide otro café a Molina, el morocho, que está descansando con­tra la barra, aprovechando la poca gente de las once de la noche.
—Claro. Porque esta mina es una mina del jet-set. Una arqueóloga o algo así, que viaja por todo el mun­do.
—Una cosmetóloga.
—O dirige una línea internacional de cosmética. Una línea suiza de cosmética —sopesa Hugo—. O dise­ña moda. Habla varios idiomas. Y entonces habla cas­tellano con un acento francés, arrastra las erres...
—Como el dueño del hotel donde para Patoruzú —ejemplifica Pipo.
—Eso. Y tiene una voz profunda. Medio áspera. Co­mo Ornella Vanoni.
—Ajá, ajá. Me gusta —aprueba Pipo, dispuesto a co­laborar mientras se echa algo hacia atrás para permi­tir que Molina le deje, sin una palabra, un café, un va­so de agua, tire otros saquitos de azúcar junto al ceni­cero y apriete un nuevo ticket bajo la pata del servi­lletero.
—La cuestión es que la mina se quedó sola en la mesa, fumando —recupera el hilo Hugo— y vos estás ahí, haciendote el bocho, viendo cómo carajo hacés para atracártela. Para colmo todavía no sabés en qué carajo habla esta mina. Entonces, entonces, empezás a junar las pilchas, los zapatos, la remera, los ciga­rrillos que la mina tiene sobre la mesa para ver si di­cen alguna marca, algún dato que te bata más o me­nos de dónde es la mina. La mina llama al mozo. Pa­ga su cuenta. Vos ahí parás la oreja para ver si agarrás en qué habla, pero la mina habla en voz baja, como se habla en esos ambientes internacionales...
—Además la mina con esa voz profunda que tie­ne... —Pipo ha terminado de sacudir rítmicamente la bolsita de azúcar y se dispone a arrancarle uno de los ángulos.
—Claro. Agarra un bolso que tiene sobre otro si­llón y ahí... ahí... Primero... —se autointerrumpe Hugo— cuando se para, ahí te das cuenta realmente de que la mina es un avión aerodinámico. De esas mi­nas elegantes, pero que están un vagón. De ésas flacas pero fibrosas, ésas que juegan al tenis y que vos les tocás las gambas y son una madera. Entonces ahí, en tanto la mina se acomoda el bolso sobre el hombro y agarra los puchos y el encendedor de arriba de la me­sa...
—Los puchos son Gitanes —documenta Pipo.
—Claro. Los puchos son Gitanes y tiene ¿viste? ata­do a una de las manijas del bolso, un pañuelo de seda, fucsia. Bueno, ahí, cuando la mina se levanta. Se da vuelta. Y te mira.
—¡Mierda!
—Te mira ¿viste? —Hugo está envarado sobre la si­lla, tenso. Una mano en el borde del asiento y la otra sobre el borde de la mesa. Los ojos algo entrecerrados miran fijo en dirección a la ventana que da a calle Sar­miento—. Te mira un momentito, pero un momentito largón. Ya no es la mirada de refilón... eh... la mira­da de rigor de cuando uno mira a una persona que en­tra o que se te sienta cerca. No. No. Una mirada ya de interés. Profunda.
—Ahí te acabás.
—No. Vos... un hielo. Le mantenés la mirada. Se­rio. Sin un gesto. Como diciendo "¿Qué te pasa, ca­riño?". Claro, por dentro se te arma tal quilombo en el mate, se te ponen en cortocircuito todos los cables. "Uy, la puta que lo reparió, no puede ser", decís. "No puede ser. Dios querido". Pero le sostenés la mi­rada hasta que la mina da media vuelta y se va para la playa con el bolso al hombro.
—Y... —se sonríe Hugo— ¿Viste cuando las minas se dan cuenta de que las están junando, entonces caminan un poquito remarcando más el balanceo? —Hugo osci­la sus propios hombros y el torso— ¿así? La mina se va para la playa, despacito. Matadora. Claro. Vos estás paralizado en la silla, tenés la boca seca y si te mandás un trago del jugo te parece que tragas papel picado. Cualquier cosa parece. Te zumban los oídos.
—Te sale sangre por la nariz.
—No. No. Porque ya te recuperaste. Ya te recupe­raste —ataja Hugo—. Y ya empezás a sentir ¿viste? Esa sensación, esa sensación, ese olfato, esa cosa... de la cacería. ¿No? Para colmo, para colmo —Hugo vuel­ve a poner su mano sobre el antebrazo de Pipo para concentrar su atención.
—Ahá...
—Para colmo, la mina llega al ventanal, todo vidria­do. Porque la parte de la cafetería que da al mar es puro vidrio —asesora Hugo—. Entonces cuando la mina llega a la parte de la puerta donde ya sale a la parte de playa, que hay una explanada y después está la arena, se para. Se para en la puerta, ¿viste? Como deslum­brada por el sol. Y mira para todos lados. Busca algo adentro del bolso con un gesto como de fastidio...
—Los lentes negros.
—Algo así. Lo que pasa es que la mina está aburri­da. Y en eso, antes de salir ya del todo, gira un poco. Y te vuelve a mirar...
—Ahh... jajajá... —ríe nervioso Pipo.
—¿Viste cuando de golpe una mina te mira y vos no sabés...?
—Sí. Si te mira a vos o a alguien de atrás.
—Claro, claro, eso —se enfervoriza Hugo—. Que vos te das vuelta para ver si atrás no hay otro tipo, qué sé yo. Como para asegurarte.
—Sí, sí —se vuelve a reír Pipo.
—Pero no. La mina te vuelve a mirar a vos. Ya no tan largo, pero...
—Está con vos.
—Está con vos.
—La mina siempre seria —casi pregunta Pipo.
—Ah, sí. Sí. Seria. Juna pero ni una sonrisa. Los ojitos nada más. No. No se regala. Digamos...
—Insinúa.
—Eso. Insinúa... Entonces, vos, llamás al mozo. ¿Viste? —se divierte Hugo. Hace voz afónica— "Mo­zo"... No te sale ni la voz. Tenés la garganta seca. "Mozo". Firmás tu cuenta y ahí no más te mandás para la habitación. A los pedos.
—A la habitación.
—Claro. Porque vos ya viste que la mina se fue pa­ra la playa. O sea, la tenés ubicada y un poco la seguridad de que la mina se va a quedar ahí. Entonces vas a la habitación y te pones la malla, cazás una toalla. Una revista...
—Ah. Eso sí. Imprescindible. Un libro...
—Sí. Sí, sí. Un libro, una revista, cualquier cosa, para llevar debajo del brazo y salís rajando para la pla­ya cosa de que no vaya a aparecer algún otro y te primeree. Bajás y te mandás a la playa. Como siempre pasa, la primer ojeada que das, no la ves. Ahí te pu­teás, decís "¿Para qué mierda me fui arriba a cam­biar?". Y te desesperás. Pero por ahí la ves que viene caminando, entre alguna gente que hay, tomando una Coca Cola que ha ido a comprar. La mina te ve pero se hace la sota. Se tira por ahí, en una lona. No, en una de esas reposeras y se pone a tomar sol. Medio se apoliya.
—Ahí te cagó.
—No. Bueno. Al fin te la atracás —sintetiza Hugo.
—Ah no. ¡Qué piola! —se enerva Pipo—. Así cual­quiera. Es como en esas películas donde un tipo dice "me voy a atracar a esa mina" y después ya aparece con la mina, charlando lo más piola, encamado. Y no te dicen cómo el tipo se la atracó. Que es la parte jodida.
—Bueno. Pará. Pará —contemporiza Hugo—. Vos te quedás vigilando. Ves por ejemplo que no hay ningún peligro cercano. Ningún tipo, algún tiburonazo co­mo vos que ande rondando. O hay algún tipo con su mujer que vicha pero se tiene que quedar en el molde pero además vos viste cómo son estas cosas. Los yan­quis, los ingleses por ahí ven una mina que es una bes­tia increíble y no se les mueve un pelo. Ni se dan vuel­ta. No dan bola. No son latinos. Entonces vos ves que no hay peligro cercano y planeás la cosa. Vos tenés una situación privilegiada. Estás solo. Tenés tiempo. Tenés guita...
—No como acá.
—Claro. Además ahí no te juna nadie. No hay que­mo posible. Entonces por ahí te vas un poco al mar, nadás, hacés la plancha. Y cuando volvés ves que la mina está leyendo. En la reposera, pero leyendo. En­tonces vos, desde tu puesto de vigilancia, ni muy cer­ca ni muy lejos, te ponés también a leer. Por ahí te dan ganas, ¿viste? —Hugo busca las palabras—, de lar­gar todo a la mierda, cazar un bote, alquilar un cata­marán y disfrutar un poco en lugar de andar sufriendo por una mina que por ahí... Pero claro, cuando la mirás y por ahí la ves mover una piernita, sacudir un poco el pelo rubio se te queman todos los papeles. Te hacés el bocho como un loco. Se te seca de nuevo la garganta.
—Venís muerto.
—Lógico. En eso la mina se levanta y se va para un barcito que hay en la playa, muy bacán. Ese es el mo­mento, es el momento... Lo que vos me pedías que te explicara.
—Claro —parece que se disculpara Pipo— porque si no, es muy fácil...
—La mina va, se sienta en un taburete, debajo de esos quinchos, ¿viste?, como de paja, cónicos, pero grande, porque ahí está el bar. Y vos vas y te sentás al lado. Ya sin hacerte tanto el boludo, ya, ya en la lu­cha. Y ahí vas a los bifes. Le preguntás, por ejemplo "¿usted es norteamericana?" En un tono monocorde, casi digamos, periodístico. Sin sonrisitas ni nada de eso. Ahí la mina te mira un momento, fijamente y es cuando...
—Te cagás en las patas —dictamina Pipo.
—¡Claro! ¡Claro! Porque ése es el momento cru­cial. Ahí se juega el destino del país. Si la mina se hace la sota y mira para otro lado. O dice "sí" caza el vaso y se alza a la mierda, perdiste. Perdiste comple­tamente. Pero no. La mina te mira, dice: "Sí". "Sí ¿por qué?". Y se sonríe.
—¡Papito!
—¡Papito! ¡Vamos Argentina todavía! ¡Se viene abajo el estadio! —Hugo se sacude en la silla— ¿Viste esas minas que son serias, que no se ríen ni de casuali­dad, pero que por ahí se sonríen y es como si tuvie­ran un fluorescente en la boca? ¿Qué vos no sabés de dónde carajo sacan tantos dientes? Una cosa... —Hu­go estira la comisura de los labios con los dientes de arriba tocándose apretadamente con los de la fila inferior.
—Como la Farrah Fawcett.
—Sí. Que es una particularidad de las modelos —asesora Hugo— Están serias, de golpe le dicen "sonreí" y ¡plin! encienden una sonrisa de puta ma­dre que no sabés de dónde la sacan... Bueno, la rubia te mira, te dice "sí ¿por qué?" y...
—Te da el pie.
—Claro. Te da el pie, para colmo. Entonces vos de­cís "permiso", el barrio es el barrio, y te sentás en el taburete de al lado y entrás al chamuyo... —Hugo lle­va dos o tres veces el dedo índice de su mano derecha a la boca y lo hace girar hacia adelante como quien desenrolla algo. Pipo hace un gesto escéptico.
—Muy facilongo lo veo —dice.
—Lo que pasa es que la mina está con vos. Está con vos. La mina ya tiene decidido que te va a dar bo­la. No va a andar haciendo las boludeces de hacerse la estrecha o esas cosas. Es una mina que está en el gran mundo internacional y sabe lo que quiere. La mina va a los bifes. No se regala pero va a los bifes. Si le gusta un tipo le da pelota de entrada y a otra cosa.
—Eso es cierto. Esas minas son así.
—Entonces vos empezás el chamuyo. Ya tranquilo. Ya gozando la cosa porque sabés que la cosa viene bien, ya estás en ganador y medio que ya te estás ha­ciendo la croqueta pensando que te vas a llevar la ru­bia para la pieza del hotel y esas cosas. Ya entrás a disfrutar, ahí, vos, ganador. Garpás los tragos, tirás unas rupias sobre el mostrador al grone y te vas con la mina para las reposeras. La mina, claro, una bola bárbara. Y vos ves que los tipos te junan como di­ciendo "hijo de puta, se levantó el avión ése". Pero vos, un duque, fumás, te hacés el sota y la ves caminar a la rubia adelante tuyo, en la arena, ahí, el pantaloncito ajustado y pensás "Dios querido ¡Y esta mina es­tá conmigo!". Y bueno...
—Bueno —suspira Pipo, aflojando un poco la ten­sión. El peor momento ya ha pasado.
—En fin. Entonces escuchame como es la milonga. ¿No? La milonga del día perfecto. Al menos para mí. Primero, ahí, en la playa, con la rubiona. Un poco de natación, el mar, las olas. Alquilás un catamarán, te vas con la mina de recorrida. Y a eso de las seis, siete de la tarde, te mandás al bar y te das algún trago largo...
—Un ron Barbados.
—Puede ser. Puede ser. Fijate, fijate... —gesticula, calculador, Hugo—. Me gustaría más un gin-tonic. Un gin-tonic.
—Loco, eso pedilo en Mombasa, en algún boliche de ésos. Pero no te pidas un gin-tonic en un lugar así. Con esa mina...
—Grave error. Grave error. ¿Qué tomaban los tipos que aparecen en la novela de Hemingway, de ésas en el Caribe, Islas en el Golfo, por ejemplo?
—Bacardí.
—Bacardí ¡Y gin-tonic! Gin-tonic, mi amigo. Pero la cosa no es esa. No es que vos vayas a pedir tal o cual trago. No. La cosa es que no te des con algún tra­go que te tire a la lona. Tenés que tomar algo que más o menos sepas que te la aguantás. Algo que te achis­pe, que te ponga vivaracho pero que no te haga pelo­ta. Mirá si todavía que ya tenés la mina en casa te le­vantás un pedo que flameás o te descomponés y des­pués andás con diarrea, te cagás ahí en el lobby del hotel...
—Vomitás —se asqueó Pipo.
—Vomitás. Le vomitás las pilchas a la mina. Un asco. No. No. Por eso, por eso, pedís algo sobrio, que vos sabés que te la aguantás y que te ponga ahí, en el umbral de la locura para acometer el acto... el ac­to... el acto carnal. Además vos ves que el asunto viene sobrio. Sin espectacularidad. No te vas a pedir tam­poco uno de esos tragos que vienen adentro de un coco partido por la mitad, que adentro le meten flo­res, guirnaldas, guindas, que lo tomás con pajita. Eso es para las películas de Doris Day que todos bailaban en bolas al lado de la pileta...
—Doris Day. Qué antigüedad.
—No. Vos te pedís entonces un gin-tonic. La mina alguna otra cosa así. Ahí charlás un ratito. La mi­na muy piola. Muy bien. Muy agradable. Simpática.
—Muy bien la mina —certificó Pipo, como asom­brado.
—Sí. Sí. Una mina de unos 26, 27 años. No una pendeja. Casada. Bien en su matrimonio. Bien. Que sabe lo que está haciendo. La mina quiere pasar bien esa noche, y a otra cosa.
—Claro.
—Claro. Ninguna complicación. No es de las que te va a hacer un quilombo al día siguiente ni nada de eso. La mina sabe cómo son estas cosas.
—No. No se te va a venir a la Argentina tampoco.
—¡Nooo! ¡No! No es de ésas que agarran el teléfo­no y te dicen "Arribo a Fisherton mañana". Y se te arma tal despelote. No nada de eso. Entonces...
—Entonces.
—Entonces, son como las siete, las ocho de la tar­de —el relato de Hugo se hace moroso— Te vas con la rubia a la habitación del hotel.
—¿A la tuya o a la de la mina?
—A cualquiera. Allá no es como acá que por ahí te agarra el conserje y no te deja entrar con la mina en la pieza. Allá no hay problemas. Te vas con la mina a la habitación. No. Mejor le decís a la mina que vaya a su habitación. Vos vas a la tuya y te das una buena ducha.
—Te sacás toda la arena.
—Claro, te sacás la arena. Los moluscos que te ha­yan quedado pegados. Y te vas a la pieza de ella. —Hugo hace un pequeño silencio contenido. Y bueno. Ahí, viejo ¿para qué te cuento? —sigue—. Te echás veinte, veinticinco polvos. Cualquier cosa.
—¿Veinticinco, che? —duda Pipo.
—Bueno... Dejame lugar para la fantasía. Bah... Te echás cinco, seis. De esas cosas que ya los dos úl­timos la mina te tiene que hacer respiración boca a boca porque vos estás al borde del infarto...
—Sí. Que ya lo hacés de vicioso.
—Claro. Pero que te decís: "Hay un país detrás mío." No es joda.
—Muy lindo, che. Muy lindo —aprueba Pipo, que se ha vuelto a repantigar en la silla y manotea, distraído, el paquete de cigarrillos.
—No. No —le llama la atención Hugo—. No. Aho­ra viene lo interesante. Porque yo te digo una cosa. Te digo una cosa... eh... Pipo. Te digo una cosa Pipo: El mundo ha vivido equivocado. El mundo ha vivido equivocado. Yo no sé por qué carajo en todas las pe­lículas el tipo, para atracarse la mina, primero la invi­ta a cenar. La lleva a morfar, a un lugar muy elegante, de esos con candelabros, con violinistas. Y morfan co­mo leones, pavo, pato, ciervo, le dan groso al cham­pán mientras el tipo se la parla para encamarse con ella. Yo, Pipo, yo, si hago eso... ¡me agarra un apoliyo! Un apoliyo me agarra, que la mina me tiene que llevar después dormido a mi casa y tirarme ahí en el pasillo. O si no me apoliyo me agarra una pesadez, un dolor de balero. Eructo.
—Y eso no colabora.
—No. Eso no colabora —Hugo se pega repetidamen­te con la punta de los dedos agrupados en la frente—. ¿A quién se le ocurre, a quién se le ocurre ir a enca­marse después de haber morfado como un beduino? Es como terminar de comer e ir a darte quince vuel­tas corriendo alrededor del Parque Urquiza. Hay que estar loco.
—Sí. Es cierto.
—Por eso te digo. El mundo ha vivido equivocado. Yo no sé cómo hacían los galanes esos de cine que se iban a encamar después de comer.
—Es la magia del cinematógrafo, Hugo. Hay que ad­mitirlo.
—Pero en este día perfecto que te digo yo —pun­tualiza, orgulloso, Hugo— vos terminás de echarte los quince polvos con la rubia, te levantás hecho un duque. Te pegás una flor de ducha, cosa de quitarte de encima los residuos del pecado y ¿qué te pasa? Te­nés un hambre de la puta madre que te parió. ¡Lo­co! No comés desde el desayuno. Acordate que no co­més desde el desayuno que picaste alguna boludez. Y después no almorzaste porque un tipo que está de ca­cería no puede permitirse andar con sueño y hecho un pelotudo. Entonces, entonces... imaginate bien, eh. Prestá atención. Te empilchás livianito, la mina también. Ya es de noche, te has pasado cerca de tres horas cogiendo y la luna se ve sobre el mar. Está fresquito. No hay ese calor puto que suele haber acá. Ahí refresca de noche. Vos abrís bien las puertas de vidrio que dan al balconcito y desde abajo se escucha la música de una orquesta que es la que anima el bai­longo que se hace abajo, porque hay mesitas en los jardines, entre las palmeras y ahí los yankis cenan y esas cosas. Vos no. Vos como un duque, pedís el morfi en la habitación. ¡Imaginate vos! —Hugo reclama más atención de parte de Pipo— Vos ahí te sentís Gardel. Acabás de encamarte con una mina de novela. Estás en un lugar de puta madre, tenés un hambre de lobo. Sabés que tenés todo el tiempo del mundo para comer tranquilo. La mina es muy piola y agradable y no te hace nada, al contrario, te gratifica que ella se quede con vos después de la sesión de encame. No es de esas minas que después de encamarte tenés unas ganas locas de decirle "nena, ha sido un gusto haberte conocido; ahora vestite y tómatela que tengo un sue­ño que me muero y quiero apoliyar cruzado en la ca­ma grande". No. La mina es un encanto. Entonces te hacés traer un vino blanco helado, pero bien helado de esos que te duelen acá —Hugo se señala entre las cejas— ¡Bien helado!
—¡Papito!
—Porque también tenés una sed que te morís. Te has pasado todo el día en la playa, bajo el sol. Y ade­más después de un enfrentamiento amoroso de ese tipo si no tenés a tiro un buen vino blanco pronto ca­paz que te chupás hasta el bronceador.
—La crema Nivea.
—Y ahí te sentás con la rubia —Hugo se arrellana en su silla, hace ademán de apartar las cosas de la mesita— y le entrás a dar a los mariscos, los langostinos, la langosta, algún cangrejo, con la salsita, el buen pancito. Pero tranquilo, eh, tranquilo... sin apuro. Mi­rando el mar, escuchando el ruido del mar. Sos Pelé. Sos Pelé.
—Alguna que otra cholga —aventura Pipo.
—Sí, señor. Alguna que otra cholga. Pulpo. Mucho pulpito. Y siempre vino ¿viste? Le das al blanco. Sin apuro. Ahí es cuando entrás a charlar con la mina de cosas más domésticas. De la casa. De la familia. Cuan­do ya no es necesario hacer ningún verso.
—Cuando ya te aflojás.
—Claro. Ese momento es hermoso. Entonces le contás de tu vieja. De tus amigos. Que tenés un perro. Que de chico te meabas en la cama. La mina te cuen­ta de su granja en Kentucky. Que le gustan los hela­dos de jengibre. Pero ya tranquilo. Estás hecho. Estás hecho. Porque si vos morfás antes de encamarte —vuelve a la carga Hugo—, por más que te sirvan el plato más sensacional y lo que más te gusta en la vida a vos no te pasa un sorete por la garganta porque te­nés el bocho puesto en la mina y en saber si te va a dar bola o no te va a dar bola. Comés nervioso, para el culo, te queda el morfi acá. La mina te habla de cualquier cosa y vos estás pensando "Mamita, si te agarro" y no sabés ni de qué mierda está hablando ella ni qué carajo le contestás vos. Es así. ¿Es así o no es así?
—Es así.
—Entonces ahí, después de morfar como un as­queroso, después de bajarte con la rubia dos o tres tu­bos de blanco, vos vas sintiendo que te entra a agarrar un apoliyo ¡pero un apoliyo! Sentís que se te bajan las persianas.
—Ahí es cuando uno ya se entra a reír de cual­quier pavada.
—¡Eso! ¡Claro! —se alboroza Hugo por el aporte de Pipo—, que te reís de cualquier cosa. Bueno, ahí, te vas al sobre. Sabés, además, que podés al día siguiente dormir hasta cualquier hora porque vos te vas, ponele, a la noche del día siguiente. Y te acostás con la rubia, ya sin ningún apetito de ningún tipo, sólo a disfrutar de la catrera. Te vas hundiendo en el sueño. Te vas hundiendo. Está fresquito. Entra por la ventana la bri­sa del mar. Oís el ruido del mar. Un poco la música de abajo...
Hugo se queda en silencio, mordisqueándose una uña. Casi no hay nadie en El Cairo. Pipo también se ha quedado callado. Bosteza. Mira para calle Santa Fe. Hugo busca con la vista a Molina, que está charlando con el adicionista. Levanta un dedo para llamarlo. Molina se acerca despacioso pegando al pasar con una servilleta en las mesas vacías.
—Cobrame —dice Hugo.

domingo, 5 de julio de 2009

La platita de Santa Cruz

Siempre le recriminaron a Nestor por los fondos de Santa Cruz. Rapidamente; el cuentito habla de mucha platita que a comienzos de la década del 90, el entonces gobernador de Santa Cruz, N Kirchner, cobró de regalías petroleras mal liquidadas por la Nación: 320 millones en bonos y acciones de YPF y los 230 restantes en cash. Que si traía la guita a la Argentina otra vez, que si no la traía..... mucha polémica. En fín. Encontré la plata! Está puesta en una inversión en Alemania. Por lo que dicen las reviews acá tampoco tratan bien a la gente. Digamos igual, que con tanta guita, solo pudieron hacer semejante pedorrada.........
http://www.tripadvisor.es/Hotel_Review-g198469-d202486-Reviews-Hotel_Kirchner-Leonberg_Baden_Wurttemberg.html

sábado, 4 de julio de 2009

El chancho nos dejó en offside

Tenía guardada esta botellita de champagne para el final de los examenes. Como el chancho me ganó de antemano y para no volver a quedar mal parado..... El siguiente es el post original preparado para el final del cuatrimestre:

Para todos aquellos que hoy salgan a festejar la liberación, el haber terminado los finales. Con moderación por favor. Aca les dejo algunos consejos para esta noche.



viernes, 3 de julio de 2009

Teorema central del N2

Luego de un arduo estudio de mercado, cientos de entrevistas y encuestas. Recolectados los datos, aplicando distribución normal bivariada, acotando a través del teorema de Markov y convergiendo por ley de los grandes números. Se ha llegado a la siguiente conclusión:
Cuando µ se encuentra en la casa de ӫ, y µ quiere ir al baño a hacer "número 2", irá al baño personal de ӫ si y sólo si hay confianza. En caso de que NO haya confianza, µ no irá al baño, entonces se aguantará y no hará "número 2".
Para los que no entendieron, el punto es que, uno solo caga en una casa ajena, en el baño del anfitrión, no hay otra posibilidad, jamás irá al baño de invitados a realizar semejante acto.

miércoles, 1 de julio de 2009

Una sonrisita

Para los 10 segundos de felicidad, gracias youtube. Publicidades recien llegadas con olor a oriente.
Temática de hoy: "Coches"