Decir Mamá.
Decir, como decirlo, lo podemos hacer en diversas oportunidades. Son muchos los contextos y significados que se le aplican a la palabra.
Pero hay uno que es unívoco, universal y único.
Sí: Mamá.
Decir mamá cuando avisamos que llegamos a casa; cuando avisamos que salimos de casa; cuando se corta el agua de la ducha y desbordamos de shampoo; cuando le queremos contar la nota de un examen; cuando aprobamos; cuando no aprobamos; cuando tenemos frío; cuando tenemos calor; cuando conseguimos ese trabajo que tanto deseábamos; cuando no lo conseguimos; cuando nos metimos en quilombos; cuando zafamos de los quilombos; cuando aparece un bicho en el piso; cuando matamos al bicho; cuando queremos saber cuanto le falta para terminar de cambiarse; cuando se corta la luz; cuando queremos saber cuanto falta para comer; cuando no encontramos algo; cuando encontramos algo; cuando no queremos que se pierda lo que están mostrando en la tele; cuando nos pasa algo lindo; cuando nos pasa algo feo; cuando nos enfermamos; cuando sentimos que nos estamos por enfermar; cuando no hay mas Coca en la heladera; cuando no hay nada para comer; cuando estamos peleados con alguien y se lo queremos contar; cuando estamos peleados con alguien y no se lo queremos contar, pero ella se da cuenta igual; cuando nos enojamos; cuando estamos contentos; cuando estamos tristes; cuando necesitamos algo; cuando no necesitamos nada; cuando no nos sale la tarea; cuando nos salió la tarea; cuando queremos faltar al cole; cuando queremos que nos pase a buscar por el cole; cuando nos casamos; cuando nos separamos; cuando ganamos; cuando perdemos.
Son incontables las veces que la llamamos por su nombre para decirle algo.
El martes 26 de noviembre se cumplieron tres años desde la última vez que la llame en voz alta.
Pero aunque sea por lo bajo, nunca hay que dejar de llamarla.
Un blog con una única, humilde y - no por ello - sencilla misión: 10 segundos de felicidad.
martes, 3 de diciembre de 2013
viernes, 9 de agosto de 2013
Me rozó.
Una cola larga. Estimo una media hora en ella. Por suerte no tengo tanto apuro.
Estoy último hasta que llega una muchacha. Mejor no intentar describirla. No vale la pena el intento. Simplemente espectacular.
Si se me ocurriese algo, le hablaría. Pero la inspiración es caprichosa.
Abatido, le doy la espalda y me concentro en mis cosas mientras aguardo que la fila avance.
No aguanto, tengo que volver a ver esa cara. Vuelvo a girar. Es increíble, increíble.
De pronto, la luz! En su bolsillo derecho, un libro.
No logro ver cual es. Si tan solo... Sí, lo saca! Se dispone a leerlo. No logro ver aún la tapa. Retuerzo el cuerpo en busca de identificar el título o el autor... Ella se da cuenta. Se ríe. No se si es una buena sonrisa o una sonrisa de que idiota qué hace. Le pregunto: -Cuál es? Sí sí, lo conozco, lo leí.
Es mi oportunidad. Se abre una ventana para continuar la conversación. Es ahora o nunca... Pero me acobardo. No puedo. No me animo. Vuelvo a girarme.
Siento algo en la espalda.
Me rozó, si me rozó con el libro!
Habrá sido un error o un meticuloso movimiento para llamar mi atención?
En principio me mantengo de espaldas a ella. No debo entregarme tan fácil.
Me sigue rozando! No puedo ser tan cagón.
Anticipo que la fila está llegando a su final. Muy pronto la espera se habrá terminado. Tengo que actuar ya. Me doy vuelta. Logro una mirada cómplice y retomo la conversación utilizando al libro como pretexto y pilar. Escupo -casi literalmente- dos menciones sobre el autor.
Quedan solo dos personas delante mío.
Me transpiran las manos, se me reseca la boca.
Una persona. Soy el próximo.
Llaman al siguiente.
-Bueno, mucho gusto.
-Igualmente.
Avanzo, uno, dos, tres pasos. Respiro. Me doy vuelta.
-Che, queres ir al barcito de la esquina?
Estoy último hasta que llega una muchacha. Mejor no intentar describirla. No vale la pena el intento. Simplemente espectacular.
Si se me ocurriese algo, le hablaría. Pero la inspiración es caprichosa.
Abatido, le doy la espalda y me concentro en mis cosas mientras aguardo que la fila avance.
No aguanto, tengo que volver a ver esa cara. Vuelvo a girar. Es increíble, increíble.
De pronto, la luz! En su bolsillo derecho, un libro.
No logro ver cual es. Si tan solo... Sí, lo saca! Se dispone a leerlo. No logro ver aún la tapa. Retuerzo el cuerpo en busca de identificar el título o el autor... Ella se da cuenta. Se ríe. No se si es una buena sonrisa o una sonrisa de que idiota qué hace. Le pregunto: -Cuál es? Sí sí, lo conozco, lo leí.
Es mi oportunidad. Se abre una ventana para continuar la conversación. Es ahora o nunca... Pero me acobardo. No puedo. No me animo. Vuelvo a girarme.
Siento algo en la espalda.
Me rozó, si me rozó con el libro!
Habrá sido un error o un meticuloso movimiento para llamar mi atención?
En principio me mantengo de espaldas a ella. No debo entregarme tan fácil.
Me sigue rozando! No puedo ser tan cagón.
Anticipo que la fila está llegando a su final. Muy pronto la espera se habrá terminado. Tengo que actuar ya. Me doy vuelta. Logro una mirada cómplice y retomo la conversación utilizando al libro como pretexto y pilar. Escupo -casi literalmente- dos menciones sobre el autor.
Quedan solo dos personas delante mío.
Me transpiran las manos, se me reseca la boca.
Una persona. Soy el próximo.
Llaman al siguiente.
-Bueno, mucho gusto.
-Igualmente.
Avanzo, uno, dos, tres pasos. Respiro. Me doy vuelta.
-Che, queres ir al barcito de la esquina?
jueves, 11 de julio de 2013
Teología de la histeria.
No creo haber vivido equivocado.
Excepto por algún que otro infortunio pasajero o ciertos hechos de fuerzas mayores no puedo quejarme de mi vida.
Como, duermo y a veces me reproduzco (aunque mi reproducción muera asfixiada en una bolsa de latex).
Mis necesidades básicas están satisfechas.
Me ejercito, consumo, me entretengo y a veces amo.
Mis necesidades básicas modernas están satisfechas.
Pero hay momentos en donde uno le pifia. Se equivoca. Trastabilla.
Las debilidades lo carcomen, lo superan.
Años de psicoanálisis y meditación profunda para luego desbarrancar en el peor de los abismos.
Aunque sean tan solo unos pocos días, hay veces en que uno simplemente recae en sus locuras.
Hoy el Ave María me iluminó el camino.
No siempre, pero en algunas ocasiones, hacer lo contrario a lo que uno cree que es correcto nos puede llevar a la consagración.
En el siguiente video, uno de los filósofos más importantes del siglo XX nos ilustra con esta teoría de vida.
Es probable que muchos no crean en su filosofía.
Pero he de admitir que desde hoy en adelante me comulgo a su ideología.
Hay ocasiones en las que uno tiene éxito con el sexo opuesto (o el sexo que le interese) y hay ocasiones en las que uno fracasa.
Qué determina el resultado final?
Qué variable separa la victoria de la derrota?
Parecería que no hay ley ni teoría que pueda alumbrarnos el camino.
Yo tuve una o dos experiencias que me dan esperanzas. Una o dos veces creo haber hecho lo correcto y triunfado.
Mejor dicho, hice lo opuesto a lo que uno espera que sea lo correcto.
Triunfé donde otros fallaron.
Me desnudo y lo confieso.
Una vez una chica me odió. Bah, no diría que me odió pero simplemente me llamó y dijo: -prefiero que no nos veamos más-.
Así de simple, sin explicaciones claras ni conclusiones específicas.
Qué hice yo? Permanecí en la oscuridad. Me mantuve desamparado y solo. No intenté buscarla ni nada por el estilo. Esperé que pasen los días y luego me contacté.
Le dije que desconocía sus intenciones pero que me parecía que merecía una nueva oportunidad y debíamos de reveer una posible nueva salida. Y ella aceptó.
La volví a llamar unos días después. Quedamos en salir esa misma noche.
Al anochecer me volví a comunicar con ella para informarle que ese día nuestro encuentro no iba a ser posible. Que por una razón -insignificante si mal no recuerdo- no iba a poder asistir a su encuentro.
Ella enloqueció. Quemó dirían algunos literatos contemporáneos.
Desaparecí unos días y luego la volví a llamar. Ya para ese entonces era muy tarde. Esta vez ella estaba perdida. Ella era la que moría por mi.
Lo había logrado. Había ido en contra de todo libro, de todo manual básico, de toda enseñanza alguna vez aprendida. Había hecho todo mal y a pesar de eso, ella estaba al pie del cañon. Más firme que nunca.
Cuantas mujeres han actuado así? Cuantas te dicen: -dale, después nos vemos-. Para luego nunca más aparecer.
Seguramente ella había accionado así contra otros chicos en incontables situaciones.
Pero que esto le estuviese pasando a ella???
Había descubierto la pólvora.
Continué haciendo todo mal hasta que ese tipo de accionar se tornó rutina y lo mal se transformó en lo esperable, con lo cual pasó a ser lo bien. Ahí yo debería haber hecho lo contrario y pasar a hacer las cosas bien. Pero también era muy tarde pues yo era el no interesado...
Más allá de este anecdótico final me quedo con la introducción y el desarrollo.
Tal como explayó nuestro patriarca Constanza es momento de hacer todo lo que uno crea incorrecto.
Eso sí, cuidándose de que ese accionar no se transforme en rutina, porque allí uno deberá pasar rápidamente al otro opuesto de lo contrario. Y deberá comportarse bien.
Un poco por esto último dudo que éste escrito deba salir a la luz. Pero creo que ya es tarde y no puedo evitar hacer lo correcto dentro de lo malo. Una vez más me equivoqué.
Excepto por algún que otro infortunio pasajero o ciertos hechos de fuerzas mayores no puedo quejarme de mi vida.
Como, duermo y a veces me reproduzco (aunque mi reproducción muera asfixiada en una bolsa de latex).
Mis necesidades básicas están satisfechas.
Me ejercito, consumo, me entretengo y a veces amo.
Mis necesidades básicas modernas están satisfechas.
Pero hay momentos en donde uno le pifia. Se equivoca. Trastabilla.
Las debilidades lo carcomen, lo superan.
Años de psicoanálisis y meditación profunda para luego desbarrancar en el peor de los abismos.
Aunque sean tan solo unos pocos días, hay veces en que uno simplemente recae en sus locuras.
Hoy el Ave María me iluminó el camino.
No siempre, pero en algunas ocasiones, hacer lo contrario a lo que uno cree que es correcto nos puede llevar a la consagración.
En el siguiente video, uno de los filósofos más importantes del siglo XX nos ilustra con esta teoría de vida.
Es probable que muchos no crean en su filosofía.
Pero he de admitir que desde hoy en adelante me comulgo a su ideología.
Hay ocasiones en las que uno tiene éxito con el sexo opuesto (o el sexo que le interese) y hay ocasiones en las que uno fracasa.
Qué determina el resultado final?
Qué variable separa la victoria de la derrota?
Parecería que no hay ley ni teoría que pueda alumbrarnos el camino.
Yo tuve una o dos experiencias que me dan esperanzas. Una o dos veces creo haber hecho lo correcto y triunfado.
Mejor dicho, hice lo opuesto a lo que uno espera que sea lo correcto.
Triunfé donde otros fallaron.
Me desnudo y lo confieso.
Una vez una chica me odió. Bah, no diría que me odió pero simplemente me llamó y dijo: -prefiero que no nos veamos más-.
Así de simple, sin explicaciones claras ni conclusiones específicas.
Qué hice yo? Permanecí en la oscuridad. Me mantuve desamparado y solo. No intenté buscarla ni nada por el estilo. Esperé que pasen los días y luego me contacté.
Le dije que desconocía sus intenciones pero que me parecía que merecía una nueva oportunidad y debíamos de reveer una posible nueva salida. Y ella aceptó.
La volví a llamar unos días después. Quedamos en salir esa misma noche.
Al anochecer me volví a comunicar con ella para informarle que ese día nuestro encuentro no iba a ser posible. Que por una razón -insignificante si mal no recuerdo- no iba a poder asistir a su encuentro.
Ella enloqueció. Quemó dirían algunos literatos contemporáneos.
Desaparecí unos días y luego la volví a llamar. Ya para ese entonces era muy tarde. Esta vez ella estaba perdida. Ella era la que moría por mi.
Lo había logrado. Había ido en contra de todo libro, de todo manual básico, de toda enseñanza alguna vez aprendida. Había hecho todo mal y a pesar de eso, ella estaba al pie del cañon. Más firme que nunca.
Cuantas mujeres han actuado así? Cuantas te dicen: -dale, después nos vemos-. Para luego nunca más aparecer.
Seguramente ella había accionado así contra otros chicos en incontables situaciones.
Pero que esto le estuviese pasando a ella???
Había descubierto la pólvora.
Continué haciendo todo mal hasta que ese tipo de accionar se tornó rutina y lo mal se transformó en lo esperable, con lo cual pasó a ser lo bien. Ahí yo debería haber hecho lo contrario y pasar a hacer las cosas bien. Pero también era muy tarde pues yo era el no interesado...
Más allá de este anecdótico final me quedo con la introducción y el desarrollo.
Tal como explayó nuestro patriarca Constanza es momento de hacer todo lo que uno crea incorrecto.
Eso sí, cuidándose de que ese accionar no se transforme en rutina, porque allí uno deberá pasar rápidamente al otro opuesto de lo contrario. Y deberá comportarse bien.
Un poco por esto último dudo que éste escrito deba salir a la luz. Pero creo que ya es tarde y no puedo evitar hacer lo correcto dentro de lo malo. Una vez más me equivoqué.
domingo, 30 de junio de 2013
Sentadita
"Estaba sentadita" no se puede traducir a ningún idioma.
Simplemente no se puede.
La propia palabra sentadita acompaña demasiados significados. No es solo la descripción de que un perteneciente al género femenino está sentado por allí.
Antes de que alguien salga en busca de algún pero (solo por el placer de bastardearme) dejenme decir que era el mísmisimo J.L.B. quien decía esto.
Ahora, ¿qué? el español es el idioma superior por excelencia? Es el más completo? Si hasta hace no tanto peleábamos el descenso por culpa de la letra Ñ.
Además - y he aquí el puntapié del meollo - a veces esa complejidad puede patear en contra.
En ciertos casos necesitamos, simpleza, rapidez, eficacia lingüística.
Allí es donde el inglés puede dominar, donde el inglés se torna mas facil, tanto más.
Sentadita suena muy lindo en español. Es cierto, sin dudas. Romance y poesía fusionados. Pero qué pasa cuando uno quiere decirle a una chica que le gusta?
Ese momento posterior a las cuatro o cinco salidas, donde te estás convencido de que la otra persona tiene aires de candidata.
Personalmente, en español se me hace un poco cursi.
Me gustas (acentuado en la u) es demasiado latino. Muy de película traducida de Disney para pre adolescentes.
Me gustás es no se.. muy de teatro, de traducción forzada de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Obras donde abusan del hey castellanizado.
Y un te quiero, un te amo?
Con cuatro o cinco salidas todavía estás lejos de poder tirar algo así. Creo que sería un muy buen experimento, solo para observar la reacción del otro.. pero no diría que muy aconsejable.
Ahora bien, que existan las palabras: me gustás, te quiero y te amo hablan de la complejidad del español.
El problema es que hay veces que no queremos complejidad, que necesitamos simpleza. Y ahí es donde la maquinaria yankee nos invade a todos.
I like you cuaja perfecto. Encierra un me gustás, un te quiero y me da un alguito cercano al te amo.
Justamente, al encerrar varios significados lo podes usar en cualquier momento. A la cuarta salida, al mes y medio o después del primer trimestre. Está todo bien. No hay complicaciones.
En este caso, el inglés no te falla, no te abandona.
No perdes tiempo analizando que sí, me gustás, que sí, te quiero y todavía no me animo a decirlo.. I like you y punto. A otra cosa.
Eso es productividad.
Qué tal si nos animamos a decir Me gustás? Por qué tanto tabú? Tanta vuelta; tanto miedo; tanto cálculo.
La constante contradicción de esperar al príncipe azul y terminar yendose con el de campera de cuero negra y moto.
De suspirar por los romanticismos de Hollywood y después decirte: "pará, la estás flasheando.. vamos despacio".
Si Gatsby organiza inumerables fiestas en su casa para conquistar a una mujer, por qué yo no puedo?
Si Noah ve a Allie todos los días de ese verano, por qué tengo que esperar tácticamente al jueves para hablarte? Qué tiene de malo un lunes?
Si todas suspiran con el pibe de Love Actually cuando le hace la de las pancartas en la puerta de la casa.. Por qué yo no te puedo escribir cuando me apetezca?
Qué elemento tóxico surca los aires de Buenos Aires impregnándonos con histeria y contradicción?
Yo no digo que el sentimiento tenga que se recíproco.
Ya lo cantaron Fito Paez y Ewan Mcgregor con Nicole Kidman. Lo importante es dar. Recibir viene después. Como bien dice Drexler, al fin y al cabo todo se transforma.
Que se generen los desencuentros no es un problema. Al fin y al cabo, lo seguiremos intentando, porque necesitamos los huevos. El tema es cuando el desencuentro se genera por nuestras contradicciones porteñas.
-Así que dale, quedate sentadita, si ahí nomás. Ahí en el sillón. Te quiero decir algo. Nada una boludes. Solamente que me gustás.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Jorge Drexler, Jim Carrey, Freud y más.
Todo tiempo pasado es peor, no hay tiempo perdido peor, que el perdido en añorar. Jorge Drexler.
La memoria, los recuerdos, las imágenes.
Todo lo que quedó en el pasado, quedó sujeto a la subjetividad.
Ningún recuerdo es del todo objetivo. Nuestra mente nos hace truquitos y nos borra, colorea y destiñe las memorias pasadas.
Pero naturalmente lo que sucede con el cuerpo tiene una razón de ser. Desde un punto de vista Freudiano, son impulsos de vida y muerte. Se podría decir que, si primordialmente tuviésemos presente los feos recuerdos, predominarían los impulsos de muerte. Mientras que cuando estos quedan resguardados en el inconciente y solo brilla lo bello, son los impulsos de vida los que florecen.
El mejor ejemplo está en los sobrevivientes a tragedias, guerras y demás catástrofes. Aquellos a los que su mente les esconde las feas vivencias son los que pueden seguir adelante. Mientras que los que no logran olvidar no suelen ser capaces de avanzar.
Viendo un unitario futurista (no tan distante) donde la idea es que las personas pueden almacenar todo lo captado por sus ojos y luego tal disco duro, volver a visualizar estos recuerdos a la perfección. Tal como fueron presenciados.
Esto va en contraposición a la idea en, la ya clásica película de cable de Jim Carrey, Eternal Sunshine of the Spotless Mind
En esta historia, la trama pasa por justamente poder borrar los recuerdos, no almacenarlos.
Evitar así lo que serían imágenes dolorosas, pero obviamente, mientras transcurre la acción, el protagonista intenta detener este proceso de wipe out.
Entonces, en qué quedamos? Qué sería mejor si pudiésemos elegir?
Borrar nuestros recuerdos? Grabarlos a la perfección sin capacidad de subjetividades impuestas por la mente? Mantenernos tal como estamos, sujetos a las crueldades o benevolencias de nuestra cabeza?
Imaginemos un mundo donde todo queda grabado a la perfección. Algo así como un TVR universal, para todos y todas.
De esta manera, evitaríamos las idealizaciones del pasado. No más vueltas entre parejas que ya olvidaron el por qué inicial de no ser más pareja. No más verte con esos amigos que en realidad no llamas más amigos. No más ir a ese lugar que no solías disfrutar.
Todo el tiempo nos pasa de volver atras con objetos y personas porque nuestros recuerdos son tergiversados.
Lo que termina sucediendo es que perdemos nuestra propia credibilidad o creencia. No recordamos por qué dejamos de hacer algo o ver a alguien. Creemos haber estado previamente equivocados.
Si tuviésemos la capacidad de almacenar todos nuestros recuerdos y repetirlos con nitidez y exactitud no deberíamos estar atrapados en la red de la subjetividad.
Podríamos estar en un caso de Verdad Absoluta.
Por otro lado, también quedaríamos expuestos a lo previamente llamado Impulsos de Muerte. Si pudiésemos recordar con facilidad y claridad ciertos momentos e imágenes tristes, duros, malos o feos, entonces podríamos llegar a quedar estancados sin avanzar en la vida.
Un dato de color para agregar al final: Hay un clásico estudio de manual de Marketing y Comportamiento del Consumidor, donde se resalta la importancia para definir a una experiencia como buena o mala, por lo sucedido en los últimos momentos. Si uno la pasó bárbaro en un viaje, evento o situación pero sobre el final algo afectó negativamente esa experiencia, es muy probable que ese último hecho genere una sensación final de que todo fue una mierda.
Qué pasaría con esto si pudiésemos grabar y reproducir esa experiencia con exactitud?
El caso de estudio se desmoronaría.
Mientras tanto, el futuro no llegó. No podemos borrar ni almacenar la memoria. Son solo nuestros recuerdos subjetivos los que podemos mantener.
'Cause we are only humans canta por ahí con tono agudo - o eso creo - Jason Mraz.
Los videos de canciones previamente citadas:
http://earazi.blogspot.com.ar/ |
Todo lo que quedó en el pasado, quedó sujeto a la subjetividad.
Ningún recuerdo es del todo objetivo. Nuestra mente nos hace truquitos y nos borra, colorea y destiñe las memorias pasadas.
Pero naturalmente lo que sucede con el cuerpo tiene una razón de ser. Desde un punto de vista Freudiano, son impulsos de vida y muerte. Se podría decir que, si primordialmente tuviésemos presente los feos recuerdos, predominarían los impulsos de muerte. Mientras que cuando estos quedan resguardados en el inconciente y solo brilla lo bello, son los impulsos de vida los que florecen.
El mejor ejemplo está en los sobrevivientes a tragedias, guerras y demás catástrofes. Aquellos a los que su mente les esconde las feas vivencias son los que pueden seguir adelante. Mientras que los que no logran olvidar no suelen ser capaces de avanzar.
Viendo un unitario futurista (no tan distante) donde la idea es que las personas pueden almacenar todo lo captado por sus ojos y luego tal disco duro, volver a visualizar estos recuerdos a la perfección. Tal como fueron presenciados.
Esto va en contraposición a la idea en, la ya clásica película de cable de Jim Carrey, Eternal Sunshine of the Spotless Mind
En esta historia, la trama pasa por justamente poder borrar los recuerdos, no almacenarlos.
Evitar así lo que serían imágenes dolorosas, pero obviamente, mientras transcurre la acción, el protagonista intenta detener este proceso de wipe out.
Entonces, en qué quedamos? Qué sería mejor si pudiésemos elegir?
Borrar nuestros recuerdos? Grabarlos a la perfección sin capacidad de subjetividades impuestas por la mente? Mantenernos tal como estamos, sujetos a las crueldades o benevolencias de nuestra cabeza?
Imaginemos un mundo donde todo queda grabado a la perfección. Algo así como un TVR universal, para todos y todas.
De esta manera, evitaríamos las idealizaciones del pasado. No más vueltas entre parejas que ya olvidaron el por qué inicial de no ser más pareja. No más verte con esos amigos que en realidad no llamas más amigos. No más ir a ese lugar que no solías disfrutar.
Todo el tiempo nos pasa de volver atras con objetos y personas porque nuestros recuerdos son tergiversados.
Lo que termina sucediendo es que perdemos nuestra propia credibilidad o creencia. No recordamos por qué dejamos de hacer algo o ver a alguien. Creemos haber estado previamente equivocados.
Si tuviésemos la capacidad de almacenar todos nuestros recuerdos y repetirlos con nitidez y exactitud no deberíamos estar atrapados en la red de la subjetividad.
Podríamos estar en un caso de Verdad Absoluta.
Por otro lado, también quedaríamos expuestos a lo previamente llamado Impulsos de Muerte. Si pudiésemos recordar con facilidad y claridad ciertos momentos e imágenes tristes, duros, malos o feos, entonces podríamos llegar a quedar estancados sin avanzar en la vida.
Un dato de color para agregar al final: Hay un clásico estudio de manual de Marketing y Comportamiento del Consumidor, donde se resalta la importancia para definir a una experiencia como buena o mala, por lo sucedido en los últimos momentos. Si uno la pasó bárbaro en un viaje, evento o situación pero sobre el final algo afectó negativamente esa experiencia, es muy probable que ese último hecho genere una sensación final de que todo fue una mierda.
Qué pasaría con esto si pudiésemos grabar y reproducir esa experiencia con exactitud?
El caso de estudio se desmoronaría.
Mientras tanto, el futuro no llegó. No podemos borrar ni almacenar la memoria. Son solo nuestros recuerdos subjetivos los que podemos mantener.
'Cause we are only humans canta por ahí con tono agudo - o eso creo - Jason Mraz.
Los videos de canciones previamente citadas:
lunes, 4 de marzo de 2013
La autocrítica y las conferencias de prensa.
En mi opinión, en la Argentina la autocrítica escasea.
Desde el día a día en la calle hasta las altas esferas del poder, son pocos los que realizan una autocrítica.
Cuesta encontrar situaciones donde alguien salga a decir que se equivocó, que el otro tenía razón o que es mejor... Por el contrario, se busca eludir responsabilidades a partir de excusas.
En ese sentido, se podría decir que nos estamos transformando en poderosos argumentadores de nuestra visión.
No solo carecemos de la capacidad de aceptar que nos equivocamos, si no que a su vez, solemos evitar los espacios donde se dan a lugar esas autocríticas: Las conferencias de prensa.
Por el bien de la salud, vamos a casos conocidos y poco relevantes.
En Boca, los últimos entrenadores no fueron de realizar conferencias de prensa cuando el equipo andaba mal.
El Coco Basile con su mítico Silenzio Stampa. Falcioni que si hablaba con los periodistas lo realizaba en la puerta del vestuario y a las apuradas.
Tan difícil es admitir equivocarse?
Dos videos. Dos tipos de espalda ancha. Dos actitudes ante la derrota.
El Diego post aplastante 0-4 con Alemania y su incapacidad a admitir un mal planteo de partido.
Bianchi post aplastante 1-3 con Union de Santa Fe en la Bombonera.
Uno que admite la superioridad absoluta del rival. Otro que busca gambetear respuestas.
Desde el día a día en la calle hasta las altas esferas del poder, son pocos los que realizan una autocrítica.
Cuesta encontrar situaciones donde alguien salga a decir que se equivocó, que el otro tenía razón o que es mejor... Por el contrario, se busca eludir responsabilidades a partir de excusas.
En ese sentido, se podría decir que nos estamos transformando en poderosos argumentadores de nuestra visión.
No solo carecemos de la capacidad de aceptar que nos equivocamos, si no que a su vez, solemos evitar los espacios donde se dan a lugar esas autocríticas: Las conferencias de prensa.
Por el bien de la salud, vamos a casos conocidos y poco relevantes.
En Boca, los últimos entrenadores no fueron de realizar conferencias de prensa cuando el equipo andaba mal.
El Coco Basile con su mítico Silenzio Stampa. Falcioni que si hablaba con los periodistas lo realizaba en la puerta del vestuario y a las apuradas.
Tan difícil es admitir equivocarse?
Dos videos. Dos tipos de espalda ancha. Dos actitudes ante la derrota.
El Diego post aplastante 0-4 con Alemania y su incapacidad a admitir un mal planteo de partido.
Bianchi post aplastante 1-3 con Union de Santa Fe en la Bombonera.
Uno que admite la superioridad absoluta del rival. Otro que busca gambetear respuestas.
jueves, 31 de enero de 2013
Aventuras vs Vida de adultos
"Ella está con el vestido de novia que es bárbaro y él con la campera toda rota.
Se sientan atras, miran y se empiezan a reir a carcajadas.
Se les empieza a pasar la risa, se empiezan a poner incomodos, se quedan calladados, un poco aburridos.
La parte maravillosa ya la vivieron... ahora van a empezar a parecerse a sus viejos."
Se sientan atras, miran y se empiezan a reir a carcajadas.
Se les empieza a pasar la risa, se empiezan a poner incomodos, se quedan calladados, un poco aburridos.
La parte maravillosa ya la vivieron... ahora van a empezar a parecerse a sus viejos."
Suscribirse a:
Entradas (Atom)