Muchas veces al comienzo de la temporada la prensa cataloga a algún equipo con el título de Dream Team. Casi siempre, ese equipo termina en las penurias, en los sin sabores, no gana nada.
Atentos. No confundir grandes equipos con Dream Teams.
Creo que él único caso que presenta salvedad alguna es el actual Barcelona, que tiene a los mejores jugadores y es el que mejor anda. Pero ojo, que yo diría que es este Barcelona, el de ésta temporada el que presenta un verdadero Dream Team. Con un 5 estrella como Mascherano y Fábregas se terminó de armar el vestuario que más camisetas vende. Ahora sí, el Barcelona se llenó de las figus difíciles del album. A éste definitivo y verdadero Dream Team habrá que ver como le termina yendo al final de la temporada.
Olvidemos a los catalanes, porque la verdad que junto al resto de los españoles, no los puedo ni ver.
Al igual que en el deporte, donde estos equipos no terminan de encajar las piezas para lograr los resultados óptimos, en el cine pasa algo parecido.
Mis recuerdos se inician con La Gran Estafa. Puede uno imaginar, un mejor rejunte posible de actores? Lo que debe haber sido ese set de filmación! Ni hablar de la tercer entrega, donde apareció Al Pacino, la frutilla del postre. Eso sí, a pesar de los actorazos, la película estuvo lejos de la alfombra roja.
Siguiendo con esta moda, aparecieron un par de películas románticas donde también se formaron algunos rejuntes de galanes y minones. Love Actually, Simplemente no te quiere y la última Día de los enamorados. Sin lugar a dudas, ninguna de estas películas merece más que una noche de cucharita (en caso de acompañamiento) o de helado (en caso de soledad).
Ayer fui al cine a ver Los indestructibles.
En cuanto arrancó el film, no podía dejar de imaginar y reír para mis adentros, ante la idea de qué pasaría si la trama tomase un vuelco sorpresivo e inesperado. Y si más que una película de cinco billones de tiros y bombas, estuviese ante una comedia dramática? En donde estos, cinco o seis fortachones masculinos, antes que sufrir por balazos se retorciesen por minitas que no les dan bola.
No hace falta que les diga que eso nunca sucedió y me encontré zambullido en una hora y media de pura acción. Eso sí, imperdible.
Pero una ves más, como en todo Dream Team, la máxima de las matemáticas no se cumple. El orden de los factores, sí altera al producto. Los mejores actores no hacen la mejor película, y los mejores futbolistas no hacen al mejor equipo.
Algo así, como que el más fachero y con un Audi no se lleve a la mejor rubia del boliche.
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