Ayer me encontré con un artículo de la RS sobre Cuevana el cual me inspiro para contar lo siguiente.
Lejos está el post de hoy en plantear la filosófica acerca de la Argentina y su futuro en el -no tan- corto y mediano plazo. Aun mas lejos está de hablar sobre cuestiones profundas al estilo los amigos, las costumbres y todo eso. Se sabe que este blog respira superficialidad.
Cortando con la boludes y lo no interesante mi punto es el siguiente.
Obviamos todo el quilombo de visas/permisos etc.
Te vas a vivir a EEUU o Europa sabiendo que vas a estar en un lugar donde si te compras un Ipad 2, podes ir a la plaza a usarlo y tirarle facha a la chica sentada en el banquito de enfrente sin miedo a que alguien te cague a trompadas para robartelo. Aún más, no vas a demandarle a tus amigos que se saquen las zapatillas por miedo a que alguno haya pisado caca y el muy boludo no se haya avivado. El problema yace en que viviendo afuera, para esa chica sentada en un banquito de enfrente, vas a ser un desconocido total. Un numerito más en la inmensidad de la ciudad.
Al emigrar, creo yo, se pierde cierta parte de la identidad propia. Dejamos de ser el hijo de tal, el amigo de cucu, el conocido de tete. En la Argentina el número de grados de separación con Mirta Legrand es muchísimo menor al que se puede llegar a tener en Nueva York con Robbie Williams (a lo sumo es posible sacarse una foto). Es mucho más probable entrar a Tequila que al boliche más top en NY.
La controversia nace en el caso de lograrlo. Qué pasa si entras al boliche top de NY? En Tequila lo más probable es que como mucho te encuentres a Tinelli y a Gaudio, mientras que en yanquiland puedas bailar codo a codo con Jude Law y Jennifer Aniston.
Ahí es donde surge la gran dicotomía. No se si tanto como para plantearlo al estilo de cabeza de ratón o cola de león, pero lo que muestra el artículo de Cuevana es creo yo un buen ejemplo de esta dicotomía.
Permaneciendo en Argentina uno tiene, más o menos, ciertas condiciones aseguradas, uno ya pertenece a un club.
Instalándose en el primer mundo nos desafiliamos. Llegado el caso de que nos acepten en alguno de allá, será el éxito.
Los chicos que crearon Cuevana son unos genios argentinos dispersados por el interior del país. No los conozco, pero por lo leído uno puede ver que no se la pasan de fiesta en la mansión Playboy.
Si Cuevana hubiese sido inventada en EEUU hoy estarían sentados en una compañía que vale millones de dólares. Se pasearían en un Roll Royce por Sillicon Valley y se tomarían el finde enfiestándose fuerte en Las Vegas.
Por otro lado, seguramente estarían hasta las pelotas con quilombos judiciales. Tal como le pasó al gordito de Napster (en la película de Facebook mienten, les aseguro que no tiene ni un cuarto de la facha de Justin)
Para finalizar, ese es un pequeño inconveniente. Pocos leen la letra chica. Muchos escapan persiguiendo el american dream o la idea de vivir en París. Pero como la economía es bella, el mercado ajusta. El nivel de excelencia necesario para triunfar afuera es muchísimo más elevado que aquí.
No me creen? Terminemos con este ejemplo:
En el 96 le dieron el Martín Fierro de Oro a Susana Gimenez. Qué dotes artísticos tiene la rubia para ser la reina de la televisión? Ninguno. Simplemente supo ser la pionera del diva, pete, escándalos y me hago famosa.
Para poder estar nominado al Oscar uno no solo tiene que ser un brillante actor, si no que además muy probablemente tenga que saber cantar y bailar! Pero eso aún no alcanza. De los miles que saben cantar, bailar y actuar muy bien, uno tiene que haber tenido un poquito de suerte y haberla pegado para diferenciarse del resto. Algo así como en Argentina, donde lo que nos sobran son grandes jugadores de fútbol, de miles que son cracks solo uno llega a ser Juan Román.